En México la preocupación está centrada en la desconexión que padecen alrededor de 40 millones de mexicanos, pero también en el “freno” que observa el despliegue de infraestructura de las redes 5G, lo cual se traducirá en un rezago importante de aproximadamente tres años para el país, estimó, Ernesto Piedras Feria, director general de The Competitive Intelligence Unit (CIU).
“Tres años que en tiempo tecnológico es mucho tiempo, porque son años en los que se tendría mayor eficiencia económica, son tres años de mayor equidad social, mayor equidad educativa, pues hoy los alumnos estudian por televisión, como si estuviéramos en 1960, pero es para lo que da las condiciones socioeconómicas actuales, la tecnología ahí está, pero falta equidad”, describió.
Al participar en el Foro Sociedad Digital, organizado por la operadora Telefónica México, detalló que la pandemia “nos agarró muy mal parados”, y en materia 5G hay diversas deficiencias, pues no se tiene alineado el espectro necesario, no hay una discusión abierta desde el órgano regulador para articular este proyecto y sigue frenado este año el tema.
Destacó que la otra gran preocupación es cuánto costará conectar a los mexicanos hoy desconectados, que en su mayoría viven en poblaciones remotas y rancherías, donde cada acometida de la señal para personas o escuelas cuesta más caro, pues se estima que alcanzar la conexión universal valdría 119 mil millones de pesos, presupuestos muy onerosos que exigen del esfuerzo colectivo para superar este déficit de infraestructura.
“Ambos temas son de preocupar pues el gobierno ha desarticulado el corpus institucional, el corpus legal, además que no hay un presupuesto asignado y hablar de conectividad sin presupuesto es solo retórica, lo único que estimula es ver que el sector privado, el social, los hogares los individuos no hemos parado, pues esto es una fiesta, y si el gobierno llega a la fiesta será mucho más divertida y mejor”.
Aseguró que hace siete años cuando se plasmó en la reforma constitucional el derecho a la conectividad, “sonaba solo a retórica”, pero con la crisis sanitaria global por el COVID-19, -la cual por fortuna llegó en un momento de hiperconectividad-, hoy se reconoce que este es un “derecho de derechos pues habilita acceso a la educación, a la salud, al trabajo, a la información, incluso a la política.
Recordó que con el respaldo de la tecnología y las telecomunicaciones se evitó que el PIB nacional cayera entre 40 o 45 por ciento, para sólo descender poco más del 8.0 por ciento, es decir, que gracias a la conectividad se evitó una caída mayor en 27 puntos porcentuales y sostener el trabajo productivo, lo educativo y atención a la salud por esta vía.
En materia de movilidad se tiene que de 126.1 millones de personas, hay 126.8 millones de líneas operando, de las cuales 72 por ciento representan internautas móviles, lo que significa que la demanda de datos móviles creció; hace tres años en promedio se utilizaba medio giga al mes y actualmente se usa 4.5 gigas y subiendo.
Pese a los estragos de la pandemia que afectó el empleo y el nivel de ingresos, los usuarios elevaron la demanda de tabletas, laptops, pero aún más de smartphones de gama media y alta que consumen alrededor de 72 por ciento, convirtiendo a este dispositivo en el eje de conexión al ecosistema digital.
Prácticamente siete de cada 10 personas navegan en internet fijo desde su hogar u oficina, aunque las microempresas siguen muy desconectadas, “sólo cuatro de cada 10”; las medianas por el contrario casi en su totalidad están conectadas, pues les resulta complicado operar sin conectividad.
En materia de género el país no tiene brecha, 49.2 por ciento son hombres y 50.8 por ciento mujeres. Durante la pandemia, hubo “un empujón digital sin retorno”, pues hogares con velocidades de sólo 10 megas, se fueron a 30 o 50, y el que tenía 30 se fue a 100 o incluso a 200 megas, por la necesidad de tener mayores capacidades en el hogar para la escuela o el trabajo remoto.
“Antes de la pandemia en las tres principales ciudades del país, Guadalajara, Monterrey y Ciudad de México, 26 por ciento de la gente ya trabajaba de manera remota total o parcialmente pero en abril y mayo de 2020, se alcanzó el 80 por ciento en estas ciudades, y hoy se debe andar en 60 o 61 por ciento, pero sabemos que cuando pase la pandemia, no regresaremos al 26 por ciento, es posible se conserve un 40 o 45 por ciento pues ya se conocen los beneficios que hay en productividad y eficiencia”.
Pero todo este trabajo lo está haciendo el mercado, las empresas, porque los consumidores lo necesitan, aunque pocas, hay iniciativas estatales en Yucatán como en Jalisco, que han puesto el ejemplo que no todo debe nacer del centro o del gobierno, para mejorar la conectividad en sus estados.
Concluyó tras destacar que el sector de telecomunicaciones es procíclico, crece mucho más que la economía, y es contracíclico cuando la economía cae de golpe, aunque el año pasado la magnitud del descenso fue tal, que el sector también presentó un retroceso, sin embargo para este año se anticipa que volverá a su dinámica habitual.
C$T-EV