Necesaria la reconformación del Comité de Evaluación.
El pasado 11 de noviembre, 66 personas realizaron el examen de conocimientos para ocupar dos sillas en el Pleno del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT). Diversas experiencias, una coincidencia: el enfoque de la prueba que realiza el Comité de Evaluación no solamente es anacrónico e innecesariamente teórico, sino que carece de prospectiva para entender y analizar sectores de telecomunicaciones y radiodifusión que hace mucho dejaron de ser tradicionales.
En entrevista con ConsumoTIC, tres personas que obtuvieron un folio de participación en los procesos de selección vigentes, coincidieron en que si bien el reto de las y los aspirantes es superar una prueba que exige conocimientos y experiencia necesarios en áreas como la economía, ingeniería y derecho, la inclusión de reactivos que ya quedaron superados por un contexto que se torna cada vez más digital, es un despropósito.
“Estamos hablando de 5G como algo que ya está encima, el impulso de la Inteligencia Artificial, de tecnologías y servicios asociados, por decir sólo un ejemplo, al Internet de las Cosas. Pero también de lo que todo eso significa en términos de regulación, de análisis de mercados más complejos. Nada de eso se toca en el examen”, señaló la aspirante “IFT 1”.
En opinión del entrevistado, que por cuestiones del anonimato requerido, identificamos como IFT 2, el examen es tan teórico que parece haber sido diseñado por docentes que están buscando encontrar académicos e investigadores, en lugar de funcionarios cuyas decisiones impactarán de manera directa en el desarrollo socioeconómico y digital del país, debido a la indiscutible transversalidad de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).
“A menos que se esté buscando que los comisionados del IFT tengan habilidades técnicas para ir a instalar antenas, se entendería que el examen integre preguntas relacionadas con las propiedades físicas de las frecuencias que permiten que las ondas se diseminen. Las preguntas son sacadas de libros de texto y completamente inútiles en la práctica diaria de la regulación”, indicó el aspirante “IFT 2”.
Para “IFT 3”, quien por segunda ocasión se presenta a una prueba de este tipo, el examen tiene la mirada puesta en un pasado que ya no existe y desdeña por completo los conocimientos de profesionales que tienen clara la perspectiva: el mundo ya es digital y el avance hacia la hiperconectividad no tiene freno.
“Las personas que diseñaron este examen se quedaron con los problemas y conceptos del 2014, cuando se hablaba de la convergencia entre diferentes mercados de las telecomunicaciones y la radiodifusión, pero no de la disrupción 5G, de los retos en ciberseguridad, de la ética de la Inteligencia Artificial, del tipo de reglas que se requerirán para tener canchas de juego más parejas en el ecosistema digital”.
Los comisionados actuales, y quienes se integren a la conformación del Pleno del IFT, tienen ante sí un escenario en el que cada minuto más de 200 mil personas en el mundo participan en una videoconferencia de Zoom, se realizan 70 mil solicitudes de puestos de trabajo en LinkedIn y 41 millones de mensajes se comparten a través de plataformas como WhatsApp.
De acuerdo con datos de la firma especializada en inteligencia de mercado, Domo, los usuarios de YouTube suben más de 500 horas de video cada minuto, la firma Amazon realiza más de 6 mil 600 envíos, y los consumidores gastan un millón de dólares en mercados digitales… todo esto, en sólo 60 segundos.
Las premisas tradicionales de la economía, el derecho y la ingeniería se entrecruzan con conceptos y dilemas por demás alejados del entorno económico, social y tecnológico que prevalecía en el 2013, un año de desafíos a mediano plazo que se enfrentaron con una reforma estructural en el mercado mexicano de las telecomunicaciones y la radiodifusión y que dio paso a la creación de un órgano regulador de vanguardia.
“La creación del IFT fue un parteaguas en el ámbito regulatorio de las telecomunicaciones y la radiodifusión en México, incluso marcó tendencia a nivel internacional. Actualmente, los comisionados son perfiles muy altos que entienden lo que tenemos enfrente, tan es así que plantearon una Hoja de Ruta 2020-2024. El punto es que a estas alturas se requiere integrar a una comisionada, a un comisionado con mente 100 por ciento digital y no sé si el examen, tal como se plantea, sea el mejor filtro para encontrar ese perfil”.
En voz de los aspirantes entrevistados para este ejercicio periodístico, es momento de reflexionar no sólo sobre lo que se pregunta, para qué y por qué, sino también, comenzar a hablar de la necesaria reconformación del Comité de Evaluación y la participación de un ente internacional como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
“Preocupa mucho que quienes hicieron los reactivos del examen estén preocupados sobre cómo un comisionado podría resolver un problema regulatorio relacionado con el mercado de zapatos o cómo decidir sobre una concentración entre una empresa de tv restringida con una de tv abierta, sin siquiera mencionar la presencia de los OTTs. Esto es lo que plantea el examen, un dilema sobre zapatos. Parece una mala broma”.
De acuerdo con el artículo 28 de la Constitución, para la formulación del examen de conocimientos, el Comité de Evaluación (conformado por los titulares del Banco de México y el INEGI), deberá considerar la opinión de cuando menos dos instituciones de educación superior y seguirá las mejores prácticas en la materia.
Asimismo, conforme a la fracción III, artículo 14 de la Ley Federal de Competencia Económica y la fracción III, artículo 11 de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, el nombre de dichas instituciones de educación superior se dará a conocer después de que el Comité de Evaluación envíe las listas de aspirantes al Ejecutivo Federal, es decir, a más tardar el próximo 20 de noviembre.
«El IFT tiene un órgano de gobierno que carece de diversidad, de género y de perspectivas profesionales. Sí, hay economistas, ingenieros, especialistas en derecho, y a lo largo de los años se han privilegiado estos perfiles. No se trata de descalificar el trabajo de quienes han estado, de los actuales y mucho menos de quienes lleguen, lo que digo es que ya es momento de repensar, de origen, cómo se elige a quienes, dadas las circunstancias, definirán en gran medida el futuro digital de México».
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