Una convergencia generalizada y a gran escala de Wi-Fi y celular en el espacio empresarial, acompañada de una regulación más amigable y mayor adopción de dispositivos, podrían impulsar escenarios sorprendentes para el próximo año, en los que el espectro compartido permitirá aplicaciones que redefinirán a la industria y el comercio, afirmaron especialistas.
“Comúnmente se sostiene que las redes inalámbricas privadas son exclusivamente redes celulares. De hecho, algunos se preguntan si los avances celulares finalmente superarán las ventajas de Wi-Fi y reemplazarán la tecnología por completo. Pero el futuro que vemos es uno donde no hay conquista de una red sobre la otra, sino una convergencia de las dos que es mayor que la suma de sus partes”.
En el texto “Espectro compartido, redes convergentes darán forma a la conectividad empresarial en 2023 y más allá”, Bart Giordano, Senior Vice President de Ruckus Networks y Kevin Wirick, Vice President de CommScope, reconocieron como complicaciones la disponibilidad de espectro compartido, así como los desafíos para administrarlo de manera responsable.
No obstante, estimaron que este año se verá cómo se ha descifrado ese código y “con la ayuda de un entorno regulatorio cada vez más cooperativo, el futuro de las redes empresariales está a punto de nacer a escala mundial… El espectro compartido permitirá aplicaciones que redefinirán la industria y el comercio tal como los conocemos hoy”.
Las nuevas arquitecturas LTE/5G privadas están empleando fronthaul totalmente digital sobre infraestructura de TI compartida para potenciar la cobertura virtualizada de una sola celda de áreas más grandes y entornos mixtos de interior/exterior, reduciendo o eliminando la interferencia entre sectores y mejorando en gran medida tanto el rendimiento como la eficiencia energética.
“A medida que sus capacidades se acercan a la paridad en 2023 y más allá, esperamos ver estas dos tecnologías de red de rápida evolución polinizarse de forma cruzada para convertirse en una plataforma unificada convergente y transparente para el usuario que cambia sin problemas entre tecnologías según sea necesario, no más inicios de sesión manuales en un Red Wi-Fi y sin preocupaciones sobre el roaming celular”.
La integración de redes, destacaron, significa capacidades de Internet de las Cosas (IoT) más potentes y una conectividad de usuario constantemente superior en toda la empresa, ya sea desde el nivel de estacionamiento más bajo hasta la suite de oficina más alta o desde el almacén hasta la planta de fabricación y en toda la cadena logística.
“Las redes inalámbricas privadas que impulsan los entornos empresariales, desde la fabricación hasta la logística, los campus, oficinas y más, están en el umbral de un gran salto evolutivo”.
Si bien la seguridad de los dispositivos IoT es un aspecto importante, señalaron que una red privada convergente proporciona la base para un sistema de administración de credenciales basado en software que puede proteger todos los dispositivos de IoT, ya sea que estén conectados por Wi-Fi o redes celulares.
Pero una red inalámbrica privada convergente, con la creciente adopción de dispositivos compatibles, es una tendencia se acelera a medida que los problemas de eficiencia y seguridad se vuelven cada vez más importantes para las empresas de todo el mundo.
Sin embargo, para los expertos, el futuro es positivo, más brillante y más cercano, con todo esto, de la integración de redes privadas, y más liderando el mercado en 2023 y expandiéndose en los años siguientes.
“Amplias asignaciones nuevas de ancho de banda, una gestión más inteligente del espectro compartido y la casi paridad de las capacidades de red celular y Wi-Fi significan que no veremos a un ‘ganador’ emerger de la competencia entre los dos. Más bien, vamos a ver surgir algo increíble de su convergencia”.
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