Los altos costos del espectro radioeléctrico en México se constituyen como una auténtica barrera para que millones de personas accedan a mejores servicios en materias tan importantes como salud y educación, por solo mencionar algunos y en ese sentido, es indispensable cambiar el enfoque y ajustarse a costos más similares a los del resto del mundo, coincidieron especialistas.
Durante el panel “Políticas de espectro: la expansión del IMT como un activo estratégico” dentro del 10 Congreso Latinoamericano de Transformación Digital CLTD 2023, tanto la OCDE, como el IFT y empresas de telecomunicaciones, coincidieron en que el alto costo del espectro perjudica la competencia y constituye una auténtica barrera para la conectividad.
Alexia González, economista y analista de telecomunicaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), señaló que si bien desde 2013 a la fecha han aumentado en 89.5 millones el número de suscripciones de banda ancha móvil y los precios bajaron entre 66 y 84 por ciento, el precio de este recurso esencial para la industria es un problema para las inversiones que se requieren para la implementación de la tecnología 5G.
Y en ese sentido, consideró que los procesos de asignación de espectro en México tienen que ser transparentes y generar certidumbre, además de buscar mecanismos para que los costos sean más razonables, pues la gestión que se ha hecho ha derivado en que los operadores regresen bloques completos o por partes.
En todo caso, este es un escenario “muy preocupante porque para que exista competencia se requieren competidores y la política de asignación de espectro es fundamental para la inclusión, la innovación y el impulso a las posibilidades productivas. No se puede ser complaciente y ahondar las brechas digitales”.
A su vez, Arturo Robles, comisionado del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), sostuvo que el espectro debe entenderse como un elemento de crecimiento social y herramienta de inclusión.
Sin embargo, los altos costos con los que se oferta actualmente operan en sentido inverso. “Lo que falta para que México siga adelante en el camino de inclusión, es impedir que el espectro se convierta en un obstáculo para seguir avanzando”. Además, falta competencia y también un modelo de sustentabilidad más eficiente.
La solución, aseguró, no sólo pasa por reducir el precio, sino en equilibrar los costos, porque las licitaciones quedan desiertas, o las empresas devuelven espectro por incosteable.
“Estamos preocupados por el país, por los usuarios y por lo que nos estamos perdiendo. Si avanzáramos en el despliegue digital, podríamos sacar de la pobreza a 60 millones de personas y aún así, seguimos discutiendo si podemos bajar el precio”.
Miguel Calderón, director de Estrategia y Posicionamiento de Políticas Públicas de Telefónica Hispanoamérica, coincidió en que la situación que prevaleciente en torno al espectro frena la inclusión y por lo tanto incide negativamente sobre los derechos de muchas personas que no pueden acceder a los servicios de telecomunicaciones. A ello debe sumarse que las condiciones de competencia no son equitativas.
El ejecutivo sostuvo que existen varios mitos sobre el tema, como la idea de que el espectro es un bien muy valioso y no se le puede bajar el precio. Esto es falso, porque este recurso en sí mismo no vale; el valor se le agrega en la medida que se use para inversiones y esto es un tanto más difícil, cuanto más caro se vende.
Otro de los mitos consiste en mantener un incremento en los costos del espectro cada vez que hay una renovación. Esto significa que la autoridad trata de recuperar costos año con año, cuando en realidad el espectro ya no vale lo que costaba en la licitación original. Más aún, las renovaciones llevan a veces algunas “trampas”, porque se intenta recuperar el precio que se tuvo cuando se asignó originalmente.
En el mismo panel, Daniel Ríos, Vicepresidente de Asuntos Externos y Sustentabilidad de AT&T México, aseguró que si los precios del espectro en México fueran similares a los de América Latina, cinco millones de personas más estarían conectadas en nuestro país. Esto significa que esas personas hoy ven limitado su acceso a servicios de salud, educación, bancarización, y capacitación laboral, por solo mencionar algunos.
De hecho, el espectro en México es cinco veces más caro que en Alemania, 10 veces más que en Brasil y para alcanzar esos costos, en nuestro país ese insumo debería bajar 60 por ciento, lo cual sí se puede hacer como lo demostró Panamá, que bajó en 60 por ciento sus costos; Ecuador en 80 por ciento y en Brasil que encontró una fórmula de licitación mediante la cual el 90 por ciento del costo se cubre en obligaciones de inversión.
Además, la idea de que el espectro es eficiente para recaudar grandes cantidades de dinero para el fisco es falaz, cuando se observa que 38 de 41 bloques licitados se quedaron desiertos, las empresas devuelven espectro y la recaudación fiscal baja por ello en 3 mil 500 millones de pesos. “No parece ser lo más eficiente”, sentenció.
C$T-GM