La relocalización de cadenas de valor, conocida como nearshoring, representa una gran oportunidad para América Latina y en particular para México; sin embargo, para que realmente se pueda aprovechar, se deben atender asuntos clave como el retorno de capital en industrias fundamentales como las telecomunicaciones, el despliegue de infraestructura de fibra, los costos del espectro y la concentración de los mercados.
“Cuando se suman esos puntos y para que telecomunicaciones aporte que compremos boleto para ganar esa lotería del nearshoring, tenemos que atender cada una de esas líneas”, dijo Mónica Aspe, CEO de AT&T México.
Al participar en la apertura del M360, encuentro organizado por GSMA, la ejecutiva dijo que la región está bien posicionada para atraer muchas de las inversiones que se detonarán con este modelo; en particular, México tiene una buena posición por su ubicación geográfica pero también por su trabajo histórico en establecer tratados de libre comercio y su capacidad instalada de exportador.
“No somos nuevos en esto, ya lo hacemos, hay que darse una vuelta por el norte, por el Bajío. Lo que estamos viendo es un incremento importante en inversión extranjera directa y vemos que tiene que ver con manufactura, que como porcentaje del PIB total empieza a crecer y eso quiere decir que no es un tema financiero de corto plazo”.
Refirió que si bien existen diversas estimaciones sobre el beneficio económico que representará el nearshoring para México y la región, la pregunta es cómo juega el sector telecomunicaciones en el aprovechamiento de las múltiples oportunidades que se abren.
“Ese incremento de 30 mil millones de dólares más o menos que entraba a México en IED, se vuelve algo como 35 mil millones de dólares, hay diferentes números, el BID dice esto va a ser como 78 mil millones de dólares, que podrían venir a esta región, ¿realmente se podría duplicar lo que México se lleva? son diferentes números, y es un poco ciencia y un poco arte, porque son pronósticos, pero es una oportunidad importante”.
Aspe enfatizó que no se debe de perder de vista que México es un país con gran potencial, pero que también tiene particularidades especiales, “está partido en al menos dos realidades, si no es que más, desde zonas altamente preparadas para, por ejemplo, el muy hablado tema de la llegada de Tesla a Santa Catarina, Nuevo León, en México; pero también somos Oaxaca, Chiapas, y esta realidad de estos dos retos”.
Por un lado, dijo, se tiene el reto de atender la demanda de una industria avanzada donde lo que los países de la región pueden tener un rol clave en las cadenas de suministro y la atracción de inversiones que se convierten en empleos y salarios dignos que ayudan a familias a salir de la pobreza.
“Pero por otro lado, tenemos esta realidad donde también hace falta la expansión básica de redes de telecomunicaciones en zonas todavía no cubiertas, donde se tiene una baja penetración de servicios”.
En este doble reto, se enfrenta también una gran ola de inversiones para el despliegue y desarrollo de 5G, que se suman a la necesidad de seguir cubriendo zonas donde aún no han llegado las redes de cuarta generación, pero también a un desafío global: la sostenibilidad de la industria de telecomunicaciones.
“Esta industria invirtió en el ciclo de 4G y está invirtiendo en el ciclo de 5G pero esos ingresos, esos márgenes se van a a las empresas tecnológicas cuyos modelos de negocio corren sobre las redes en la que nosotros invertimos, esa es una realidad global y es un reto enorme, que es todavía más grande para México y América Latina. En el caso de México, tenemos un consenso, el espectro es muy caro, y esa es una capa que nos empeora este modelo de por sí muy retador globalmente de rentabilidad para las telecomunicaciones”.
C$T-GM