Amparos y suspensión del acto, entre las consecuencias.
Imponer obligaciones o compromisos para alcanzar un determinado grado o porcentaje de contenido nacional es una política prohibida en tratados internacionales como el TRIMs de la OMC, el propio T-MEC y diversos acuerdos con países europeos, por lo que iniciativas como la presentada por el senador Ricardo Monreal abren la puerta, no sólo a graves distorsiones de mercado, sino también a eventuales reclamos por el pago de daños y perjuicios.
El Trade-Related Investment Measures (TRIMs), de la Organización Mundial del Comercio (OMC), señala que políticas como imponer requisitos de contenido local y reglas de equilibrio comercial utilizadas tradicionalmente para promover los intereses de las industrias nacionales y combatir prácticas comerciales restrictivas, están prohibidas.
Por su parte, el artículo 14.10 del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC), establece que ninguna parte puede imponer o hacer cumplir cualquier requisito, obligación o compromiso para alcanzar un determinado grado o porcentaje de contenido nacional.
“No sólo está el T-MEC, estamos hablando de tratados con Japón, otros en América Latina, de tratados de promoción a las inversiones que se han firmado con países europeos, y del TRIMs de la OMC, que se oponen a los Requisitos de Desempeño. Lo único que se crea es distorsión y problemas jurídicos para el país”, aseguró Miguel Flores Bernés, presidente de la Comisión de Competencia de la ICC.
Ello, en referencia a la propuesta legislativa del senador Ricardo Monreal, quien asegura que una forma de incentivar la industria audiovisual mexicana, es establecer una cuota de 15 por ciento de contenido local en los catálogos de plataformas digitales como Netflix, Disney, HBO, Claro Video y Amazon Prime, entre otras.
De aprobarse en el congreso mexicano una iniciativa de este tipo, dijo el integrante de la International Chamber Of Commerce (ICC), las plataformas digitales tendrían dos alternativas legales, que al final, terminarían perjudicando al propio gobierno, a la industria que se busca proteger y a los consumidores de servicios audiovisuales en el país.
“Inmediatamente de que se publique la ley, tendrían 30 días para presentar un amparo señalando que esa ley les causa perjuicio, o bien, pueden esperarse al primer acto de aplicación de la ley por parte de la autoridad que tenga la facultad, para ampararse y pedir la suspensión, que seguramente se obtendría porque es discriminatoria y con esto dejar de aplicar la disposición mientras se decide el fondo del asunto”.
Pero además, expuso, las plataformas podrían demandar la violación del T-MEC y luego reclamar daños y perjuicios al gobierno mexicano; ello, sin contar que existen acuerdos de inversión con países europeos, y muchos de los cuales contienen la prohibición de los llamados Requisitos de Desempeño.
“Ahí también se podría demandar en tribunales internacionales el pago de daños y perjuicios en caso de que el gobierno insistiera en la aplicación de esta disposición, y además podrían llevar a México a una demanda ante la OMC por violar el acuerdo TRIMs”.
En opinión del especialista, una cuota de contenido es un Requisito de Desempeño prohibido en acuerdos comerciales porque genera una fuerte distorsión en los mercados, atenta contra la competencia y afecta la libre elección de los consumidores.
“Cuando un gobierno tiene la soberbia de decir yo te voy a indicar cuánto tienes que poner de contenidos es cuando vienen las distorsiones. Obligar a cualquier OTT a subir 15, 20 o 30 por ciento de producción nacional es contraproducente en muchos sentidos”.
Una interrogante que no ha sido resuelta, es cómo se propone medir la cuota del 15 por ciento que plantea la iniciativa del senador Ricardo Monreal, “¿en cantidad de títulos o de horas de transmisión?, si es así, estaríamos peor, no creo que haya suficientes contenidos para llenar un porcentaje de ese tamaño”.
“Otro punto es si las plataformas no podrán invertir para producir y que sus contenidos no cuenten para ese 15 por ciento, tendrían que comprarle a un tercero, y ese tercero probablemente sea los que ya tienen una ventaja en México como TV Azteca o Televisa, y entonces ese contenido que no queremos ver muchos porque no nos gustan, porque están en televisión abierta y son malos, los tendremos en las plataformas digitales”.
C$T-GM