Tras reconocer “la buena noticia” que significa el anuncio del gobierno federal en el sentido de que habrá un cuerpo colegiado al interior de la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones (ATDT), Aleida Calleja Gutiérrez, representante de Observacom, señaló que ahora el desafío es asegurar su independencia para que no haya injerencias indebidas, y cuente con contrapesos técnicos y ciudadanos.
Al participar en la cuarta jornada de los Conversatorios sobre el dictamen de la Ley en Materia de Telecomunicaciones y Radiodifusión en el Senado de la República, la especialista señaló que este órgano debe contar también con reglas claras de contacto en obsequio a la transparencia de su actuación.
Pero también previno que se debe evitar lo ocurrido con el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) que “acumuló críticas”, porque terminó convertido en una “institución endogámica en cuyos plenos privó una visión técnica y económica” y donde no se facilitó el intercambio interdisciplinario ni el enfoque en derechos humanos.
Al participar en la discusión del tema “El servicio público de radiodifusión”, consideró una buena noticia “que se haya dicho que ya habrá un cuerpo colegiado en la autoridad regulatoria, para que tenga decisiones mucho más armonizadas”.
Sin embargo, dijo, es necesario asegurar la independencia de este órgano regulador de tal manera que no existan injerencias indebidas tanto de actores comerciales, como políticos, además de dotar a este órgano regulador, de contrapesos técnicos y ciudadanos además de reglas de contacto muy claras con los regulados.
“Las reglas claras de contacto con los regulados, generan mayores mecanismos de transparencia”.
Más tarde, en la sesión de preguntas y respuestas y atendiendo a una inquietud del coordinador del PAN, Ricardo Anaya, de si consideraría como una regresión que el nuevo órgano regulador tenga menos candados para garantizar su blindaje, en comparación de los que tenía el IFT, el especialista señaló que a pesar de haber sido un buen diseño institucional, también “acumuló algunas críticas”.
Entre ellas que “se convirtió en una institución endogámica, a pesar de que había todo este proceso de los exámenes, de que tuvieran que pasar por la mayoría calificada del Senado, debo decir que privó sobre todo una visión eminentemente técnica y económica”, pero faltó que fuera en realidad un organismo interdisciplinario”.
En ese sentido, quedó pendiente incluir un enfoque de derechos humanos en la medida de que el uso de estas plataformas tecnológicas no es solamente un tema técnico, sino que es un medio para habilitar derechos.
“Creo que al final del IFT, avanzamos en algunas cosas que tenían que ver con lo social, pero se siguió manteniendo las asimetrías, especialmente en la distribución del espectro radioeléctrico, en las prácticas administrativas que no cambiaron en muchos sentidos”.
De ahí que el gran reto en este momento consiste en cómo sí lograr esa independencia con equipos más interdisciplinarios y “que los nombramientos no tengan que ver con la lógica de las cuotas partidistas como nos ha pasado en muchas ocasiones con los organismos autónomos”.
Respecto a cómo mejorar la legislación en materia de radiodifusión, Aleida Calleja recomendó incorporar mecanismos que combatan la concentración mediática para garantizar el pluralismo y la diversidad.
Se quitaron las reglas de propiedad cruzada, pero es muy importante retomarlas, porque “el hecho de tener muchos medios de comunicación, no es lo mismo que tener un sistema de medios plural y diverso”.
Los medios públicos, dijo, deben ser fortalecidos precisamente porque garantizan pluralismo y diversidad, pero hay que darle garantías de gestión y financiamiento y para esto último, hay estándares internacionales como el del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, según el cual, el presupuesto de los medios públicos debería de ser aprobado con años de anticipación y debería tomarse en cuenta el índice de inflación proyectado.
C$T-GM