La concentración de CFE y Altán Redes, que opera la Red Compartida, es motivo de preocupación entre más de 300 operadores locales y de proximidad que ofrecen servicios de telefonía e internet en zonas rurales y semiurbanas, pues evidencia la competencia desleal que el Estado es capaz de ejercer en contra de empresas en las que podría apoyarse para avanzar en sus objetivos de conectividad.
Desde la perspectiva de las empresas que conforman la Alianza por la Conectividad, el interés del Estado en consolidarse como un operador más de telecomunicaciones se justifica asegurando que la iniciativa privada no ha llegado a lugares poco rentables; sin embargo, se soslaya el papel y el esfuerzo que a diario realiza un sector del que poco se habla: los Operadores Móviles Virtuales (OMVs), los proveedores de internet y los pequeños operadores.
En voz de los representantes de la Asociación Mexicana de Operadores Móviles Virtuales (AMOMVAC), la Asociación de Telecomunicaciones Independientes de México (ATIM), la Asociación Nacional de Proveedores de Internet Inalámbrico (WISPmx) y la Cámara de Pequeños Operadores de Telecomunicaciones (CAPOT), que conforman la Alianza por la Conectividad, la clave no está en el Estado como competidor, sino como facilitador.
“En muchos momentos el Estado desconoce o no quiere ver que existen operadores de telecomunicaciones que están haciendo un gran trabajo en las comunidades rurales y semiurbanas, porque de entrada, conocen de cerca las múltiples realidades, los problemas cotidianos, las necesidades de las personas y las complejidades técnicas que se presentan y que son muy distintas a las que se dan en zonas rurales”, dijo Luis Alberto Serna, Coordinador de WISPmx.
En entrevista con ConsumoTIC, refirió que sólo entre las empresas que conforman la Alianza por la Conectividad, se suman más de 300 operadores locales y de proximidad que en conjunto atienden entre 15 y 20 millones de personas que están conectadas a través de sus servicios.
Pero, puntualizó, este es un número conservador para dimensionar cómo estos jugadores pueden apoyar al Estado en su objetivo de cerrar la brecha digital, pues no considera la conectividad que proveen las decenas de proveedores que no forman parte de la alianza pero que participan en el mercado mediante sus respectivas concesiones.
“Algo que hemos detectado como proveedores de internet es que hay un desconocimiento muy surreal, porque cuando el Estado quiere llegar a ofrecer servicios parte de la idea de que la necesidad de una comunidad rural es la misma que tiene una colonia en una zona urbana”.
Salomón Padilla, vicepresidente de la ATIM fue enfático al señalar que “si el Estado lo tiene que hacer, entonces el Estado está fallando. Quiere decir que no hay condiciones económicas, de seguridad, sociales, estructurales y regulatorias para que alguien más lo haga”.
Si bien el objetivo que se ha planteado el actual gobierno de avanzar hacia la conectividad universal, debe observar con realismo que sale más barato y eficiente que el Estado se apoye en las empresas que atienden los mercados con baja o nula conectividad, que hacerlo a través de la burocracia.
“Esperamos que el Estado entienda que nosotros somos el camino para lograr sus objetivos, que por supuesto no son malos porque todos los mexicanos tienen que acceder a servicios de calidad y derecho a la conectividad significativa que les cambie la vida, pero ahí estamos nosotros con nuestra experiencia y conocimiento, lo que necesitamos es que el Estado haga su parte”.
Para Salomón Padilla, la decisión de rescatar a Altán Redes es un indicio claro de competencia desleal en contra de los operadores locales y de proximidad, pues “a ninguno de nosotros nos va a rescatar el Estado, pero a Altán sí. Nosotros pagamos impuestos, pagamos regulación, pagamos insumos y curiosamente esos impuestos se van a rescatar a una empresa. Qué más desleal que eso”.
En su opinión, la concentración CFE-Altán, que aprobó el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) sujeta a condiciones, da paso a que el Estado sea juez y parte en el mercado de las telecomunicaciones donde se creó una red compartida que “no se ha podido compartir”.
Y es que, apuntó, es claro que existen OMVs que aunque son clientes de la Red Compartida, no tienen los mismos precios y condiciones que se le dan a otras empresas, por ejemplo, Bait. “Además, con esta concentración habrá que ver si todos los operadores tendrán las mismas condiciones de acceso a infraestructura pasiva que tendrá CFE-TEIT”.
Por su parte, Rocío Villanueva, presidenta de la AMOMVAC opinó que CFE Telecomunicaciones e Internet para Todos (CFE TEIT) sí representa una competencia desleal, pues no se puede comparar el esfuerzo que hacen los operadores de proximidad para llevar el servicio, con la fuerza que tiene el Estado.
“Con la presencia de este operador no hay manera de generar una competencia justa, el juego es totalmente desequilibrado, y si a eso se suma la calidad del servicio que ofrece uno y otro, se vuelve totalmente desbalanceado el problema”.
De hecho, recordó, desde antes que naciera la posibilidad de que CFE-TEIT regalara tarjetas SIM, se sugirió a CFE el apoyo de los operadores existentes para poder llevar a cabo la entrega eficiente de servicios de telecomunicaciones en comunidades rurales.
“Una coincidencia que hay entre quienes formamos esta alianza es que conocemos los mercados rurales, atendemos a la gente de primera mano. Tenemos personal operando en cada zona porque es la misma gente local la que presta el servicio y eso hace que sea un servicio con mejor calidad, con un trato más humano y cercano”.
Jimena Ferráez, presidenta de CAPOT, reiteró el espíritu propositivo de las empresas que conforman la Alianza por la Conectividad y su visión como aliados en el objetivo de no sólo alcanzar la cobertura universal en México, sino de avanzar en proyectos que garanticen la conectividad significativa, es decir, ofrecer a las personas usuarias una experiencia digital segura, productiva y satisfactoria.
“Los operadores locales y de proximidad tenemos muy claro que la conectividad no es sólo entregar un servicio de telefonía o de internet, sino que en el día a día las personas no interrumpan una actividad digital porque carecen de un servicio de calidad. La conectividad significativa es asequibilidad, calidad, habilidades digitales y desarrollo económico desde lo local”.
C$T-GM