Hacia 2030, las velocidades de las distintas generaciones de red se multiplicarán por 10, al pasar de 100 megabits por segundo (mbps) en 2025, a 1,000 mbps hacia el año 2030 con aplicaciones críticas más allá de la propia conectividad, en casos de uso como salud, educación, seguridad, servicios financieros, casas inteligentes y hasta gaming.
Martin Creaner, director general de la Asociación Mundial de Banda Ancha, detalló que para 2027 la velocidad alcanzada llegará a los 300 Mbps; para el 2030 a 1,000 Mbps; para el 2032 a 1,500 Mbps; para el 2034 a 2,000 Mbps, pero hacia adelante se podrían alcanzar los 5,500 Mbps, lo que permitiría realizar transmisiones de televisión 3D en vivo.
Explicó que la organización a su cargo cuenta con 120 miembros de la industria móvil, quienes tienen claro que a pesar de la evidente necesidad de contar con redes mucho más rápidas, “la velocidad no lo es todo”. También se requiere confiabilidad y seguridad, como en el caso de los servicios financieros, manufactura o el sector salud, en donde la banda ultra ancha es la solución.
Así, las redes 5.5G serán las que den soporte en el futuro inmediato aunque ya se empieza a hablar de 6G y esta tecnología podría estarse comercializando hacia finales del 2030 cuando los requerimientos de velocidad se habrán multiplicado exponencialmente.
En esta carrera donde los operadores hacen su mejor esfuerzo por mantenerse al día, es importante que los países también inviertan en estrategias de conectividad, porque si bien actualmente un porcentaje importante de la población del mundo está conectada, no siempre la velocidad de la conexión es la adecuada, lo cual implica que muchas personas no pueden realizar las mismas actividades que quienes sí tienen un ancho de banda suficiente; esta brecha podría multiplicarse por siete en los próximos años y por eso, “no debemos dejar a nadie atrás”.
Dicho de otra forma, “los países que inviertan en mejorar sus redes, estarán asegurando su crecimiento por los próximos 10 años”, enfatizó durante el 10º. Foro de Banda Ultra Ancha (UBBF 2024).
En este contexto, la Inteligencia Artificial (IA) se coloca como una tecnología con impacto exponencial en el tráfico en las redes móviles en todo el mundo, al grado que en el año 2030, las personas pasaremos 90 minutos más en línea al día, de lo que estamos hoy; se producirá 10 veces más contenido; se elevará el tráfico en 36 por ciento y las redes de tráfico pesado crecerán 5.2 veces, además, las aplicaciones exigirán latencias que van de los 30 a los 5 milisegundos.
David Wang, director ejecutivo del Consejo de Administración y presidente del Consejo de Administración de Infraestructura para Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de Huawei, aseguró que la IA no sólo impulsará el crecimiento del contenido y el tráfico en las redes, sino que lleva consigo enormes inversiones y ganancias.
Se estima que para el 2030 por cada millón de dólares que se invierta en esta tecnología, el retorno de inversión será de 4.6 millones y la contribución general a la economía del mundo, alcance los 20 trillones de dólares, lo que convierte a la IA en la definición misma de la cuarta revolución industrial.
De hecho, tomando como base las cifras actuales en cuanto a los aparatos con IA (entre ellos vehículos inteligentes, asistentes virtuales, drones, etcétera), se estima una proyección de que en los próximos cuatro años, el 54 por ciento de los teléfonos contarán con IA y 65 por ciento de las PCs también, mientras los requerimientos de las computadoras para soportar la evolución de aplicaciones como Chat GPT, se elevarán exponencialmente.
Ante este panorama, resulta indispensable para los operadores contar con redes confiables y seguras, capaces de sostener todo este tráfico, como lo es la tecnología 5.5G o 5G Avanzada, como también se le llama.
C$T-GM