Menos del 10% de los trabajos actuales pueden automatizarse.
La creciente demanda de robots colaborativos, que para el 2021 podría alcanzar un valor de 2 mil millones de dólares ha generado el temor que reemplacen en su totalidad el trabajo humano en distintas áreas productivas; sin embargo, un estudio reciente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD) ha mostrado que al menos en el futuro inmediato, es mucho más probable ver humanos y robots trabajando juntos en las fábricas.
“Un estudio reciente llevado a cabo por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), sugiere que menos del 10 por ciento de los trabajos pueden automatizarse por completo, lo que limita el número de trabajos que los robots probablemente robarán a los trabajadores humanos”, señala Omar Alejandro Aquino Bolaños, director de ventas para Latinoamérica de MiR.
Tras precisar que la demanda de robots colaborativos autónomos móviles (AMR) crece más rápido que la demanda de robots industriales tradicionales, el experto explicó que los primeros están diseñados para ayudar a que la mano de obra del hombre que se desempeña en áreas de trabajo repetitivo sean canalizados a tareas de mayor productividad, mientras que los robots industriales tradicionales, que se han utilizado en muchas industrias por 50 años o más, son los que reemplazan el trabajo humano.
No obstante, destacó que si los robots remplazaran el trabajo de cierto número de trabajadores de ensamblaje, se crearán trabajos nuevos y mejor pagados en campos como la programación, lo que significa que los robots eventualmente se convertirán en generadores reales de trabajo y estos serán sin duda diferentes al empleo tradicional.
Otro beneficio que anticipa el experto es que la denominada “robofobia” generalizada a nivel empresarial también ha llamado la atención de gobiernos en distintas naciones, en el sentido de exhortar a invertir en educación para preparar a los trabajadores para los empleos del futuro, los cuales ganan popularidad a medida que los robots y su papel en el mercado laboral han ganado más terreno, un tendencia que también ha propiciado iniciativas para gravar los “ingresos” de los robots, los cuales sirvan para compensar a los trabajadores humanos que sean remplazados por los robots.
“Obviamente, tiene más sentido que los gobiernos inviertan en programas educativos y de capacitación para ayudar a los trabajadores a adaptarse a entornos tecnológicos cambiantes, en lugar de proteger artificialmente empleos que pueden automatizarse a través de un Impuesto Sobre la Renta a robots u otras medidas, que tendrían un efecto negativo sobre la productividad y la competitividad en general”.
Las ventajas de los AMR, indicó, es que son pequeños, fáciles de programar, flexibles y asequibles y desempeñan un papel vital en la democratización de la automatización robótica para que prácticamente cualquier empresa que busque elevar su competitividad, particularmente entre las PyME, donde los AMR pueden ofrecer flexibilidad y productividad suficiente para competir con grandes rivales.
Estos robots están permitiendo a las compañías en países de alto costo “reapuntalar” parte de sus operaciones subcontratadas a países de bajo costo, creando y recuperando empleos, lo cual genera un círculo virtuoso, pues cuando las empresas y sus proveedores se vuelven más competitivas, crecen y crean nuevos empleos de todo tipo.
Adicionalmente, indicó Aquino Bolaños, se debe considerar que tendencias como la personalización masiva o consumidores globales que refuerzan su preferencia por productos que muestran un “toque humano” en forma de conocimiento de proceso avanzado, algo que los robots no pueden obtener, representa la limitación para automatizar completamente algunos procesos o para tener fábricas sin personal humano en el mundo.
“Los robots y los AMR en particular crean más empleos regularmente mejor remunerados que aquellos que reemplazan, mejoran la productividad y aumentan la competitividad, razones todas para que los legisladores promuevan el uso de robots mejorando las habilidades de los empleados mediante el reciclaje e iniciativas educativas, así como evitar erigir barreras en su adopción, como gravar o aumentar el costo de los robots”.
En opinión del especialista los robots y los AMR tendrán un alto desempeño en la “Industria 4.0” así como en ciertos procesos de fabricación hacia el futuro; sin embargo, debido a que ese papel siempre será limitado, y a que la demanda de productos fabricados con un toque humano continuará aumentando, su presencia e impacto negativo será mucho menor en el empleo de lo que se predice.
C$T-EVP