Contar con sistemas de transporte público eficaces, económicos y sostenibles es una asignatura pendiente en diversos países de América Latina y el Caribe que puede subsanarse a través de la digitalización y el involucramiento de tecnologías habilitadoras como Big Data y Blockchain.
“Mejorar la comunicación hace que las personas salgan a tiempo al cual va a llegar el bus requiere de inversión en digitalización; eso muchas ciudades lo han hecho pero falta una ampliación muy grande en la región de cómo eso puede desarrollar mejores servicios, más baratos para el usuario y más baratos para la ciudad”, explicó Germán Llerás, director Regional, Steer, Colombia.
El estudio titulado “El impacto de la digitalización para reducir brechas y mejorar los servicios de infraestructura» analiza de manera prioritaria los servicios de transporte urbano, uno de los que considera como más expuestos al avance tecnológico.
Al hablar sobre la “Digitalización en transporte urbano”, en el marco de la presentación del reporte Infraestructura en el desarrollo de América Latina (Ideal) 2021, el especialista reconoció que otro tema en el que se puede trabajar es en cuestión de pagos digitales en lugar de esquemas tradicionales.
“Los esquemas de pago asociados a Fintech, Blockchain o a pago por celular abren un espacio muy grande de equidad y reducción en los costos de transacción asociados al recaudo del pago de transporte público”.
Asimismo, consideró que el uso de Big Data ofrece gran cantidad de información al momento de evaluar y con base en ello se puede planificar mejor.
Germán Llerás comentó que en el estudio ve dos convergencias: una entre la movilidad de personas, la energía eléctrica y la digitalización; la otra, es de objetivos de impactos que refuerza a la primera y que se trata de la necesidad de que todos los planes, proyectos y ofertas de transporte urbano de personas atiendan tres niveles: equidad, cambio climático e impacto del COVID-19.
Para el especialista estos últimos tres puntos están presionando al sector, ya sea desde contar con diseños y operaciones que atiendan la equidad, acelerar la electrificación de las flotas, para repensar regulaciones que mejoren la situación financiera y de cómo operan los sistemas de transporte público, o incluso en la unión en un mismo ministerio de los sectores de transporte y telecomunicaciones en los países donde no están comunicados.
En el contexto de la crisis sanitaria, abundó, “buena parte de los ingresos que venían de tarifas se han afectado de manera muy fuerte por la pandemia, pero además la mayoría de las ciudades o países que tienen esquemas de subsidio están apretados fiscalmente por otras necesidades, y eso ha generado incertidumbre sobre la forma de cómo se financian y se operan muchos de los sistemas de transporte público”.
Si bien la digitalización puede verse como un elemento de protección de los más pobres, consideró que en la región se necesita aumentar ese componente, el cual puede lograr que los sistemas inviertan no necesariamente más, sino mejor.
“La posibilidad de acelerar la digitalización, podría llegar a generar un mayor apalancamiento en el papel que el transporte público puede cumplir en una etapa como la que estamos viviendo ahora o en los próximos años”.
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