Trabajo remoto presiona operación gubernamental.
Con una fuerza laboral que opera en casa y que a nivel mundial es 4.7 veces mayor que la observada antes de la pandemia, una estrategia resiliente en la red es la médula espinal de la transformación digital en el sector público de América Latina, para evolucionar hacia la automatización de procesos o construcción de plataformas, que abonen a la resiliencia nacional.
“El concepto de resiliencia ha venido a incorporarse con fuerza en el vocabulario cotidiano de empresas, organizaciones, individuos y gobiernos. De acuerdo con PWC, siete de cada 10 organizaciones han experimentado una crisis severa -al menos- en los últimos cinco años, y el 95 por ciento de ellos están convencidos de que no será la última”, destacó Mauricio Moreno, director de Desarrollo de Negocio de Cisco América Latina.
La resiliencia es un concepto especialmente relevante en el quehacer del sector público en América Latina, dijo, donde la pandemia ha evidenciado brechas en materia de acceso a la conectividad, adopción de una cultura de ciberseguridad, instauración de prácticas de gobierno electrónico y en el funcionamiento de los sistemas de salud y educación pública.
El cambio de paradigma respecto a que ahora cualquier espacio puede ser apto para el trabajo resulta especialmente traumático para el sector público, que enfrenta retos que van desde la medición de la productividad, el ajuste de la normatividad, la aplicación del marco jurídico hasta el cambio cultural entre los funcionarios.
Pero la transformación digital acelerada ha puesto como puntos importantes entre los responsables de habilitar y dar soporte al trabajo remoto la necesidad de seguridad, lo cual destacó entre 65 por ciento de las menciones; adopción y comportamiento del usuario final, 52 por ciento; desempeño de las aplicaciones, 43 por ciento; y operaciones con soluciones TIC, 35 por ciento.
Una red inteligente tiene como atributos la opción de extender la seguridad a su fuerza de trabajo remoto, así como independencia de su ubicación; habilitar de forma rápida el retorno (y/o la salida) de las ubicaciones tradicionales de trabajo.
También facilita la ejecución de servicios en un entorno multi-cloud que multiplique la resiliencia; permite la automatización de operaciones para una recuperación más rápida y aprovecha los datos y el comportamiento de la red en sí, para generar inteligencia accionable a partir de analítica.
Por ello, para construir una arquitectura resiliente y consistente de trabajo remoto seguro en el sector público, recomendó evolucionar y escalar redes privadas virtuales (VPNs), de tal manera que puedan extenderse los controles y protecciones corporativas a los funcionarios remotos.
También utilizar mecanismos de autenticación multi-factor para proteger las aplicaciones, verificando por medios adicionales la identidad del usuario antes de otorgarle accesos, y desplegar una estrategia de acceso seguro a servicios en la frontera (SASE), que contribuya a la protección en entornos multi-cloud, evitando amenazas basadas en Internet.
Estas iniciativas, destacó, “permitirán la exploración de muy diversas oportunidades de automatización de procesos, construcción de plataformas, modificación de leyes, cambio de costumbres y reevaluación de conceptos como la identidad, la autenticación, la personalización, la privacidad y el derecho a la información”.
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