Más allá de las inundaciones y daños estructurales visibles, las lluvias traen consigo un enemigo silencioso que amenaza a todos los equipos electrónicos en entornos críticos, desde estaciones de servicio y servidores, hasta equipos de telecomunicaciones, sistemas de automatización y centros de datos de hiperescala, con potenciales daños millonarios.
Aunque sus efectos generalmente no son evidentes en lo inmediato, las tormentas eléctricas y sus descargas imprevisibles, suelen traer daños en el mediano y largo plazo, por las variaciones repentinas en el suministro de electricidad, que afectan a los equipos, hasta dejarlos inservibles.
De acuerdo con Eaton, empresa especializada en administración de energía, la inestabilidad en el flujo de energía eléctrica que provocan las tormentas eléctricas, puede generar daños en las empresas que van desde algunos miles de pesos, hasta miles de millones, dependiendo el equipo que resulte dañado.
Las constantes variaciones en el suministro e incluso apagones breves que se suplen con plantas de emergencia, van causando daños en los equipos, hasta dejarlos inoperantes.
Si por ejemplo, se trata de una terminal específica de misión crítica en una empresa, probablemente sustituirla no implique una inversión mayor al costo de la computadora en sí.
Pero, si se trata de una línea de producción automatizada de una armadora automotriz, un paro debido a daños acumulados, podría significar pérdidas de cientos de millones de dólares por hora, que se acumulan en tanto no se pueda sustituir el equipo, que también es muy costoso en sí mismo.
Otro de los ejemplos que pueden dimensionar este problema son los centros de datos de hiperescala, que pueden costar miles de millones de dólares. Tal es el caso del Centro de Datos de Amazon en Querétaro, en el que se invirtieron 5 mil millones de dólares o el de Google, también en México, que implicó una inversión de mil millones de dólares.
En caso de que el daño acumulativo de las variaciones eléctricas debidas a fenómenos meteorológicos llegue a causar un colapso de los equipos, los daños pueden representar importantes sumas de dinero y el colapso de un servicio que puede generar un “efecto dominó” muy relevante, porque supone exigirle más a los equipos que están listos para suplir el servicio de los centros de datos primarios.
“Durante las tormentas eléctricas, la red de distribución enfrenta un estrés inusual. Esto se traduce en fluctuaciones de voltaje, transientes y micro-cortes que, aunque pueden parecer inofensivos, provocan un desgaste acumulativo en los equipos electrónicos, particularmente en aquellos que operan en entornos críticos como centros de datos, salas de servidores, equipos de telecomunicaciones o sistemas de automatización industrial”.
Peor aún, las consecuencias no siempre son inmediatas, sino que en su mayoría se trata de daños progresivos y silenciosos que se manifiestan semanas después en forma de fallos intermitentes, pérdida de información o deterioro irreversible.
Esto implica no sólo la reposición de la infraestructura, sino también interrupciones operativas, tiempos de inactividad, pérdida de productividad y hasta impactos reputacionales si los servicios o productos de la empresa dependen de la disponibilidad tecnológica.
De ahí la importancia de enfrentar el problema con un enfoque de prevención, para anticipar y gestionar los desafíos energéticos derivados de las lluvias y garantizar la continuidad operativa mediante soluciones tecnológicas que puedan ir desde la protección de una estación de trabajo, hasta la de un centro de datos de hiperescala.
C$T-GM