Depresión y menor capacidad de atención, efectos negativos
El poder de las plataformas digitales en la reconfiguración de la sociedad del siglo XXI es innegable y el mundo se encuentra en un momento donde es oportuno reconocer el empoderamiento y la influencia que cada persona tiene como parte de ese ecosistema, pero también es necesario reflexionar sobre la gran responsabilidad que ello implica.
“La promesa del social media era democratizar voces, dar igualdad, tener todos una plataforma donde nos pudiéramos expresar sin importar ningún estatus, sino solamente tener un acceso a internet. Eso se cumplió, tuvo consecuencias maravillosas pero también a lo largo de los años hemos visto un mal uso de las plataformas, una mala intención en el uso, con consecuencias no positivas para la sociedad”, aseveró Paula Cutuli, directora de Social Media Week México.
En este contexto, la quinta edición del Social Media Week que se realizará del 11 al 13 de junio en la Ciudad de México, tendrá como premisa que “Una gran influencia conlleva una gran responsabilidad”, esto como parte de un debate internacional donde cada vez más voces se pronuncian en favor de entender el impacto de la cultura digital que se encuentra en constante transformación.
Por su parte, Sandra Morales, directora general de Girl Power, refirió que la responsabilidad de la influencia que cada persona puede ejercer en las plataformas digitales, entre las que se encuentran de manera preponderante las redes sociales, no debe soslayarse pues estamos en un punto donde “todos somos influencers”.
“A mayor influencia, mayor responsabilidad y esto nos aplica a todos. No sólo los que eran considerados influencers con millones de followers son quienes tienen voz, ahora vemos que en movimientos como el Metoo, cualquier persona con una denuncia, así tuviera dos followers, tenía voz, se hizo escuchar y se sumó y esto es empoderamiento”.
Sin embargo, este beneficio está ligado a una serie de efectos poco positivos en el entorno personal y social que deben ponerse en la balanza para lograr que el uso de las plataformas digitales, el consumo de sus contenidos y el impacto sean para hacer una sociedad cada vez mejor.
En ese sentido, refirió, es preocupante ver cómo crecen fenómenos relacionados con la alta exposición a las redes sociales y que tienen efectos graves en la salud de las personas con padecimientos como la depresión que genera ver una constante «perfección» en los entornos digitales.
“Cuando estamos viendo el perfil de otros usuarios vemos fotografías de personas con looks perfectos, que comen platillos perfectos, que tienen vidas perfectas y entonces es fácil pensar mi vida no se parece nada a lo que estoy viendo, algo estoy haciendo mal”.
En opinión de Morales, es fundamental reflexionar sobre cómo estamos interactuando en los espacios digitales, analizar si el tiempo que les dedicamos es adecuado para el crecimiento personal y el fortalecimiento de las relaciones físicas con otras personas y sobre todo, qué concepto de la perfección se le dejará a las nuevas generaciones.
“Nosotros no somos nativos digitales, ya estábamos aquí cuando surgieron las redes sociales, pero las nuevas generaciones qué percepción pueden tener de la vida y de la perfección y qué tanto es necesario pasar al ‘no me importa’, es decir, no tenemos que estar en todo y puedo disfrutar otras actividades”.
En el ámbito de la mercadotecnia, añadió, las marcas y las propias agencias dedicadas a este mercado ya vislumbran un cambio radical en la manera que interactúan con las audiencias, cómo cuentan historias y a través de quién lo hacen.
“Se está viendo cómo trabajar con influencers en tres niveles. El máximo se puede definir como el Celebrity que cuenta con más de 500 mil followers, pero empiezan a ser tomados con cautela al momento de asociarlos a una marca ya que si tienen muchos likes es porque hacen cosas inéditas o locas que no siempre convienen a la marca”.
El otro nivel es el Mega Influencers, que si bien tiene entre 100 mil y 500 mil followers, las agencias y marcas comienzan a analizar con detenimiento sus perfiles y poner en relieve que se trata de creadores de contenido e historias que pueden ser atractivos.
Finalmente, añadió, se encuentran los “Nano Influencers” que se ubican en la escala con unos cuantos miles de seguidores pero que tienen credibilidad en su comunidad de amigos y familiares para generar recomendaciones, además poseen una fuerte y valiosa capacidad de convencimiento que se puede capitalizar.
“Un fenómeno que ha traído el alto consumo de redes sociales y plataformas digitales es la capacidad de retención, algunas estadísticas recientes señalan que en el año 2000 teníamos una atención de 12 segundos, actualmente es de ocho segundos pero un pez tiene nueve segundos de atención. O sea, tenemos menos capacidad de atención que un pez, eso es para reflexionar”.
Esto conecta con el gran desafío que tienen los profesionales del storytelling, pues no sólo existe una férrea competencia de las marcas que buscan sobresalir con sus historias, sino además enfrentan a audiencias con menos capacidad de retener un mensaje, y por si fuera poco con un fuerte apego al consumo multipantalla.
“El 96 por ciento de las personas que está frente a una pantalla como la televisión, también interactúa con otras plataformas, ante ello, es mucho más relevante cómo podemos contar historias y que cuando una persona revise su timeline o su feed se detenga para ver o leer nuestro mensaje, estamos compitiendo no sólo en un mundo de marcas, sino también de mensajes”.
C$T-GM