La elevada desconfianza que predomina en los gobiernos de América Latina y los altos niveles de corrupción pueden combatirse con la aplicación de diversas soluciones tecnológicas que permiten contribuir a la transparencia y uso efectivo de los recursos públicos, un elemento esencial en la agenda para la recuperación económica de la región.
“Los conceptos de transparencia e integridad son dos elementos de máxima prioridad para la agenda política de América Latina y el Caribe, y por lo tanto lo son para el grupo BID”, en un contexto donde casi 75 por ciento de los ciudadanos de Latinoamérica y el Caribe no confían en sus gobiernos, según el Latinobarómetro, sostuvo James P. Scriven, gerente General de BID Invest.
Destacó que ante un escenario en el que los ciudadanos esperan una respuesta adecuada y apoyo de los gobiernos, mediante una alta demanda de servicios públicos y programas sociales de alta calidad, se debe poner foco en el correcto funcionamiento de los sistemas de previsión y transparencia.
“La corrupción y la burocracia han sido identificados por el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) como uno de los cuellos de botella más importantes para la competitividad y el desarrollo de nuestros países”, destacó en la apertura del “Diálogo Regional de Política sobre transparencia, integridad y participación en la era digital”.
En este setido destacó que una primera respuesta es más y mejor formación y otra es la innovación tecnológica; es necesario utilizar el potencial del Big Data y la publicación de datos de formato abierto, para generar el uso más eficiente y un control más efectivo de los recursos públicos, expuso.
Como un ejemplo de la revolución de los datos que se vive en la actualidad, James P. Scriven se refirió a la plataforma MapaInversiones; se estima que desde su origen, en 2013, han transparentado recursos públicos por un monto de aproximadamente 140 mil millones de dólares.
Esta plataforma, dijo, utiliza tecnologías de acceso a la información y ya fue implementada en República Dominicana y en varios otros países de la región, como Argentina, Colombia, Costa Rica, Jamaica, Paraguay y Perú.
“El BID pone a disposición de los países plataformas georreferenciadas, para que los gobiernos tengan más y mejores datos para poder tomar decisiones en el uso de los recursos, también para revisar controles y mejorar el desempeño del gasto. Los ciudadanos por su parte tienen el poder de controlar y monitorear en tiempo real dónde y cómo se invierten esos recursos”.
Impulsando la economía digital, facilitando la conectividad y la adopción de técnicas digitales que fomenten la inclusión y la innovación, son las prioridades inmediatas para maximizar la efectividad de la estrategia “Visión 2025” del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
En el evento que se llevó a cabo en Santo Domingo, República Dominicana, con asistentes presenciales y virtuales, recalcó que para que esa estrategia sea efectiva es necesario conseguir una mayor movilización de recursos hacia la región y ofrecer asistencia técnica innovadora.
Como ejemplos de los progresos en la región en cuanto a innovación tecnológica se refirió al uso de Inteligencia Artificial (IA) en las auditorías financieras de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) de México; los proyectos de modernización de las contralorías de Perú y de Colombia.
Asimismo, la Plataforma consultiva, conocida como el Congreso Virtual en Chile, que es de código abierto y permite una mayor participación social en el proceso legislativo; y el sistema de banderas rojas en compras públicas en Paraguay, que se desarrolla en colaboración con Microsoft y la organización Open Contracting Partnership (OCP).
A su vez, Mathias Cormann, secretario General de la OCDE, a través de un video, subrayó que lo que está en juego es lo atractivo de los mercados, la efectividad de los servicios públicos y la habilidad de las economías y sociedades de salir de la crisis y lograr un crecimiento económico sostenible al fortalecer la gobernanza democrática promoviendo la confianza ciudadana.
“En Latinoamérica la confianza en los gobiernos se ha reducido a 39 por ciento en 2020, y la tendencia está yendo en la dirección equivocada; esta es una tendencia alarmante porque la confianza claramente es importante para asegurar el apoyo público para reformas continuas o por venir y para salvaguardar la legitimidad del sistema democrático”.
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