En la región, la brecha de habilidades digitales es abrumadora.
Si bien el Covid-19 intensificó el uso de la tecnología para continuar las actividades laborales en América Latina y el Caribe, la región aún enfrenta problemas estructurales para revertir su vulnerabilidad y compensar los efectos negativos en la pérdida de empleos, pues a junio de este año llegaron a perderse casi 24 millones, lo que representa el mayor número registrado en esta parte del mundo.
Durante el confinamiento, la tecnología se ha convertido en una alternativa viable para facilitar la recuperación de los empleos perdidos, con descargas de aplicaciones para trabajar desde casa, cuyas cifras se multiplicaron 20 veces entre enero y marzo de este año, al pasar de 750 mil descargas mensuales a 15 millones. También las aplicaciones de capacitación a distancia aumentaron 183 por ciento en marzo de 2020 respecto al mismo mes de 2019.
“Estas tecnologías pueden compensar los impactos negativos de la pandemia. Sin embargo, esto conlleva superar muchos desafíos para su expansión masiva e inclusiva, así como para la adopción permanente de estas tecnologías por parte de empresas y trabajadores”, destacaron investigadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Los expertos de la División de Mercados Laborales del BID reconocieron que América Latina y el Caribe es la región más desigual del mundo, lo que la hace más vulnerable, por lo que consideraron imprescindible adaptar la regulación laboral vigente y las reglas de funcionamiento de los sistemas de seguridad.
“Hoy más que nunca se requiere generar oportunidades de empleo y cobertura efectiva a la población, y las tecnologías digitales representan un aliado para ello”, enfatizaron en el documento denominado “El futuro del trabajo en América Latina y el Caribe”.
El acceso a internet en América Latina y el Caribe está por encima de otras regiones del mundo, pero la mayoría se da mediante dispositivos móviles, lo que limita el tipo de actividades que pueden llevarse a cabo por parte de los usuarios.
Además, aunque la penetración de las TIC en la región está por encima del promedio mundial existen rezagos importantes. El acceso a la telefonía celular es casi universal, pero hay más de una tercera parte de la población que no cuenta con acceso a internet.
Si bien la coyuntura del Covid-19 ha permitido materializar el potencial del teletrabajo, según un análisis de encuestas de hogar de 23 países de América Latina y el Caribe, la proporción de ocupados que pueden teletrabajar varía entre 7.0 y 16 por ciento, con las tasas más bajas en Guatemala y Honduras y las más altas en Costa Rica y Bahamas.
Aun si se tiene acceso a internet, un segundo reto es que pocos trabajadores están preparados para beneficiarse de las oportunidades que brinda la tecnología. En la región, la brecha de habilidades digitales es abrumadora.
Las nuevas oportunidades también conllevan desafíos, como lograr que el acceso a la tecnología sea incluyente y no incremente las brechas entre trabajadores altamente calificados y aquellos que carecen de habilidades y herramientas digitales básicas, como acceso a internet, computadora o teléfono inteligente, subrayaron.
Un desafío más se trata de impulsar un cambio de paradigma para lograr un aseguramiento social universal, independientemente de la condición laboral, pues esta es plural y muchas veces lejana al esquema del trabajador asalariado, para el cual se diseñó la seguridad social existente.
“Resulta indispensable buscar alternativas para modificar el funcionamiento de la seguridad social de tal forma que se pueda adaptar a las necesidades de la población, logrando que las tecnologías sirvan para generar nuevas fuentes de ingresos laborales”.
Ante la incertidumbre de la pandemia, el teletrabajo se mantendrá como un aliado para seguir produciendo y consumiendo, minimizando el contacto humano y la propagación del virus, y para ello se necesita fomentar el acceso inclusivo a las oportunidades que brinda y de capacitación a distancia, con una mejora en el acceso a las TIC y la alfabetización digital.
El grupo de investigadores está conformado por Oliver Azuara y María Victoria Fazio especialistas sénior de la División de Mercados Laborales; las consultoras Anne Hand, Catalina Rodríguez y María Teresa Silva-Porto, y Lukas Keller exconsultor de la misma división.
C$T-GM