Aunque en el país, instituciones como la Asociación de Bancos de México (ABM) hacen un trabajo importante para garantizar que los usuarios de servicios financieros estén protegidos, es fundamental mantenerse alerta pues se estima que hacia el 2025 el cibercrimen le costará al mundo alrededor de 10.5 billones de dólares anuales; un dato que muestra el atractivo que representan para los hackers actividades como el comercio y la banca en línea.
“Como extranjero viviendo en México, puedo decir que el país hace un trabajo enorme en términos regulatorios, al exigir a las instituciones que prestan estos servicios (financieros) que protejan a sus usuarios, pero es un tema que todos los días debemos monitorear, invertir en tecnologías, seguir educando para advertir dónde puede haber un potencial fraude”, dijo Juan Pablo Jiménez, vicepresidente de Ventas para Latam de OneSpan.
En la mesa redonda Ciberamenazas en América Latina, ¿cuál es la expectativa en la regulación?, organizada por la firma especializada en soluciones de identidad digital y antifraude, el especialista advirtió que en materia de seguridad nunca es suficiente porque todos los días surgen nuevos ataques.
A pregunta expresa sobre la robustez de la infraestructura digital en México, dijo que si bien se hace un trabajo muy fuerte, hay que mantener ese ritmo.
Por su parte, Camilo Méndez, habilitador de Transformación Digital señaló que en temas de infraestructura, Latinoamérica también observa avances, pero en cuanto a regulación, existen retos como establecer qué cosas son normativas, cuáles sí se deben cumplir y qué otras son facultativas.
“Cuando el regulador exige ciertas características para salvaguardar a los usuarios, las instituciones financieras al final tienen que hacerlo, son muy complejas y tienen diferentes cosas en su bandeja; no es que no estén haciendo nada, es que tienen muchos pendientes. Las regulaciones al final ponen una presión sobre qué prioridad a una cosa u otra”.
Afirmó que es necesario ponerse de acuerdo sobre cuáles cosas son prioritarias y cuáles no. Del lado de los reguladores está desarrollar recursos respecto al conocimiento de las nuevas tecnologías y de las personas que realmente las entiendan.
Eso es un reto para los reguladores, como también mantenerse a la vanguardia de lo que está sucediendo en el mundo.
Al abordar las amenazas de ciberseguridad, Michael Magrath, vicepresidente Global Regulations de la firma, expuso que se vive una rápida digitalización y crecimiento del sector fintech, pero este proceso ha traído consigo un aumento en los riesgos especialmente en materia de ciberseguridad y protección de datos.
Tales procesos vienen acompañados de la necesidad de que las personas compartan su información personal identificable (IPI) con empresas que van desde comercios minoristas hasta bancos e instituciones financieras.
Es así que, los ciberataques en Latinoamérica se han incrementado 24 por ciento este año, al registrar 41 mil millones de intentos de estos ilícitos, de los cuales 34 por ciento ocurrieron específicamente en México.
En cuanto a tendencias normativas, indicó un aumento de la digitalización, que continúa en crecimiento, desarrollándose hasta este año, lo que ha hecho que iniciativas clave, como la banca abierta, las regulaciones de Inteligencia Artificial (IA) y los programas de identidad digital, se pongan en la mira en todas las jurisdicciones reguladoras a nivel mundial.
En México, las tres principales barreras que las empresas identificaron para la adopción de la IA son: la experiencia o el conocimiento limitado del tema, con 38 por ciento de menciones, la falta de herramientas o plataformas para desarrollar modelos de IA con 28 por ciento y la complejidad de los datos y los silos de datos con 20 por ciento, según una encuesta realizada por Morning Consult a petición de IBM.
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