Análisis psicológicos respecto a las “selfies” se han centrado en la relación que existe entre esta práctica y el narcisismo, egocentrismo o la inmadurez de una persona; sin embargo, ver sólo este ángulo puede dejar fuera otras interpretaciones, porque existen tantos motivos para tomarse autofotos, como el número de emociones que se pueden atrapar o desatar a través de una imagen.
Puede representar un poco la vanidad o alta autoestima, puede resultar por necesidad de una imagen para marketing o propaganda política, ya sea por trabajo, o incluso por el simple ánimo de entretenerse con las decenas de filtros que ofrecen diversas aplicaciones, todo ello puede llevar una persona a tomar su teléfono móvil, abrir la cámara, inclinar o levantar la cabeza, buscar el mejor ángulo, asumir una actitud, -la que considere más favorecedora-, poner el pulgar y dar un click.
El origen de las selfies tiene diferentes teorías. Mientras algunos señalan que nacieron casi desde el origen mismo de la fotografía, otros consideran que la tecnología y especialmente los teléfonos móviles han dado pie a una nueva manera de mostrarse ante los demás, potencializada por las plataformas digitales.
La Real Academia de la Lengua Española (RAE) define la “selfi” como un nombre masculino que significa autofoto, pero la Fundéu RAE reconoce que mientras que el uso mayoritario se vaya por una y otra forma, la adaptación “selfi” puede considerarse ambigua en cuanto al género.
Y, precisamente, hablando de género son las mujeres quienes más usan Instagram en México, sólo después de Brasil, que ocupa el segundo lugar de los países latinoamericanos con el mayor porcentaje de usuarios. El más reciente Informe Global de Hootsuite, reportó que México tiene 37 millones de usuarios.
Datos de junio de 2021 de Statista señalaron que del total de usuarios, 68.2 por ciento tiene entre 18 y 34 años; 13.6 por ciento entre 35 y 44 años; 6.3 por ciento tienen de 45 a 54 años, y sólo 3.7 por ciento cuenta con 55 años o más.
Instagram, lidiando con la soledad
En una reciente investigación realizada en Buenos Aires, Argentina, titulada “Aumento del uso de Instagram® y su relación con la Soledad Percibida, en contexto de pandemia COVID-19”, se descubrió que la mayoría de las personas compartía “historias” y no “selfies” en esta red social, lo que está relacionado con la autoestima.
“De 311 personas solamente 8.4 por ciento compartía selfies, lo que más compartían eran las historias, pero no es casual porque del total el 90.2 por ciento tenía baja autoestima, por eso es que no se sacaban foto de sí mismos”, expuso la psicóloga Vanessa N. Barros, autora de la investigación realizada junto con sus colegas Rocío Anabel Hauché, Carolina De Grandis y Ángel Manuel Elgier.
Al revés de lo que se piensa, en cuanto a que las personas buscan validación o por juntar más “me gusta”, se descubrió que quienes subieron más “selfies” fueron los que tienen alta autoestima.
Otro aspecto detectado es que los sujetos que presentaban más soledad romántica (que refleja la falta de una relación afectiva íntima), también compartían historias a modo de estrategias de conquista; los sujetos casados presentaban más soledad familiar (la falta de un ambiente familiar que apoye a la persona) y romántica que el resto.
“Las personas solteras utilizaban Instagram a modo de suprimir lo social que no tenían al estar aislados y las personas que aún vivían con familia o que estaban casadas percibían esa soledad e incrementaban el uso de instagram”.
El algoritmo, en busca del impacto
El especialista en tecnopolítica y académico e investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Luis Angel Hurtado Razo reconoció que las redes sociales y recientemente Instagram, son aprovechadas por personajes de la política por el impacto que pueden causar en los jóvenes, pero que basen su narrativa en “selfies” representa un riesgo.
“Es peligroso, más en los sistemas democráticos liberales en los cuales se busca un equilibrio en los distintos espacios de poder y con este tipo de discursos no me sorprendería que este tipo de personas sean tan egocentristas, tan protagonistas y por lo tanto tan narcisistas”.
Entrevistado por ConsumoTIC afirmó que la generación centennial o incluso población más joven, están más acostumbrados a la exposición mediante autofotos y a esta forma de ver el mundo, pero en las redes sociodigitales la información que llega a los usuarios es elegida con sistemas algorítmicos. “En lo digital es muy marcado porque los algoritmos, los filtros burbuja y las famosas cámaras de eco te hacen pensar que esta forma de ver el mundo es la correcta”.
Además, si un candidato a un puesto de elección popular basa su campaña política en “selfies”, lo que transmitiría es que está centrado en contar su historia, no en convertirse en motor del cambio o en cómo hacer algo distinto en beneficio de la sociedad, sino que está interesado en su protagonismo.
“Ya lo vivimos en el 2012, sólo que hay una gran diferencia. La televisión se consumía en familia, era lo colectivo. La televisión es un medio de comunicación no individual y es muy distinto al consumo que estás generando en lo individual, como ocurre en las redes sociodigitales”.
El individualismo en las redes sociales, nada nuevo
En cierto sentido se pronunció también Ricardo Trujillo Correa, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM, para quien tomarse selfies no sólo tiene que ver con que una persona sea narcisista, sino que se trata de una tendencia influenciada por una sociedad individualista y que choca con el adultocentrismo.
“Me parece que tiene más que ver con una tendencia, con una forma de vincularnos y relacionarnos, solamente que las selfies y las redes sociales lo hacen más evidente”, indicó.
En el fondo Facebook, Twitter, Instagram son en realidad templos individualistas dónde nos adoramos a nosotros mismos y le mostramos a los demás, por supuesto, no una parte real de lo que es nuestra vida, sino una forma de como nos mostramos ante los demás.
La idea de mostrar facetas diferentes de lo que son las personas no surgió con Instagram, sino que viene de una cultura del individualismo, que se vio durante la pandemia, y que llegó antes que las redes sociales.
“Los selfies están muy vinculados a la forma en cómo interactuamos hoy en día, a la forma como nos tenemos que presentar hoy en día, y en este caso configuran nuevos tipos de comportamiento que de repente la gente que no está tan metida en ello empezarán a cuestionar y a criminalizar en esta mirada adultocéntrica”.
Muchos especialistas ya han referido que durante la pandemia, especialmente con el aislamiento social, se agudizaron trastornos psicológicos y emocionales; sin embargo, Ricardo Trujillo, explicó que los comportamientos respecto a las autofotos están muy vinculados a la forma en cómo las personas interactúan hoy en día, y hay escenas a diario, como las comidas en las que cada persona está mirando su teléfono móvil, texteando o compartiendo contenido
.“Las formas de comportamiento se han modificado y no estaríamos hablando entonces de patologías, sino que estaríamos hablando de formas de relación que a mí en lo particular no me gustan, porque son la enarbolación del individualismo”.
Sin duda, las formas de vinculación entre los humanos están más tecnologizadas que nunca. Con el internet, la mensajería instantánea y las redes sociales ha cambiado la comunicación y la manera de socializar. Sin embargo, estas nuevas formas de relacionarse no sólo son reflejo de las personas y su círculo familiar, sino de la sociedad en su conjunto, así como de los momentos personales y sociales que están viviendo.
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