Impactaría el crecimiento del PIB de ALC en 2025.
En forma reciente han surgido informes que muestran que invertir en las mujeres no solo constituye un imperativo social, sino la oportunidad de generar oportunidades económicas y de negocios significativas, pues cuando las mujeres y los hombres cuentan con igualdad de oportunidades y derechos, el crecimiento económico en una nación se acelera.
Más allá de los valores, existe un potencial para aumentar el perfil riesgo/recompensa de las carteras de inversionistas, pues se ha logrado observar que las empresas y países que incluyen y empoderan a las mujeres tienen un desempeño mucho más favorable que aquellos que no lo hacen.
BID Invest y ESADE publicaron el primer estudio sobre inversión con un enfoque de género para América Latina y el Caribe (ALC) en oportunidades de inversión de deuda privada, estructuras financieras innovadoras de deuda pública, fondos y títulos cotizados en bolsa (ETFs y ETNs, por sus siglas en inglés), así como en capital de riesgo y capital privado, esquemas que aún registran un nivel incipiente en la región.
Entre otros elementos el estudio resalta cómo al incursionar en modelos de inversión con perspectiva de género, se generaría una oportunidad de crecimiento anual del PIB de 2 mil 600 billones de dólares para América Latina hacia el 2025, siempre que las mujeres participen en la economía del mercado, en medida idéntica en que lo hacen los hombres, sostiene la consultora McKinsey.
Destaca también el Informe Global sobre la Brecha de Género realizado por el Foro Económico Mundial (WEF) que marca como imperativo una integración más activa de la mujer, pues advierte que de mantenerse el ritmo actual en la tasa de progreso, “serían necesarios 74 años para alcanzar la paridad de género en ALC”.
Por otra parte, se destaca que modelos de inversión con visión de género, permitiría a las economías y las empresas de la región, cumplir con uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), particularmente el número cinco que habla de lograr la igualdad de género y empoderar a mujeres y niñas, con atención focalizada y con métricas para medir su éxito.
Se indica también cómo en los últimos años, los mercados públicos e instrumentos de inversión de capital privado con perspectiva de género crecieron explosivamente, pues para 2018, los instrumentos de capital privado ascendieron a más de 2 mil 200 millones de dólares en fondos recaudados y se invirtieron 2 mil 400 millones de Activos bajo Gestión (AUM).
Otro comportamiento positivo observado es que empresas con una visión más progresista, dejaron sólo de contabilizar la cantidad de mujeres empleadas, para iniciar una evaluación más tangible de los impactos, riesgos y oportunidades de género a lo largo de toda sus cadenas de valor de modo más sofisticado y matizado.
Ello resultó fundamental pues otra de las características que deben mostrar los modelos de inversión con perspectiva de género, es que además de generar retornos financieros, y avanzar en la igualdad de género.
Aunque el estudio reconoce que existen diversos modelos de realizar inversiones con perspectiva de género, sugiere tres áreas principales:
1. Invertir en empresas dirigidas por mujeres
2. Invertir en empresas que promuevan la igualdad de género en el lugar de trabajo
3. Invertir en empresas que desarrollan productos y servicios que impactan positivamente a las mujeres.
El estudio subraya que pese al elevado emprendedurismo de las mujeres, de tener empresas innovadoras, escalables, incluso con gran crecimiento, no están teniendo acceso a esquemas de financiamiento de deuda o de capital, siendo esta la razón principal por la que fallan las compañías dirigidas por mujeres, y ubicando a la región como la segunda más alta a nivel mundial en porcentaje de fracaso de unidades productivas cuyas dueñas son mujeres.
Asimismo, indica que otra medición sobre América Latina de la firma McKinsey, concluyó que aquellas empresas que cotizan en bolsa y que cuentan con mayor representación femenina, llegan a obtener un rendimiento 44 por ciento superior sobre las inversiones, y márgenes de ganancia 47 por ciento más altos.
Sin embargo, resalta que 63 por ciento de las empresas que operan en ALC, declaró que la diversidad de género no es una prioridad, lo cual se reflejó en una diversidad de género baja entre las unidades productivas de esta zona, pues a nivel gerencial, solo tienen una participación femenina de 8.5 por ciento en juntas directivas y de 9.2 por ciento en cargos gerenciales altos, en empresas con participación en la Bolsa.
C$T-EVP