Economía, personas y gobierno, áreas prioritarias.
Las Ciudades Inteligentes o Smart Cities se caracterizan por utilizar tecnología para generar eficiencia en las operaciones urbanas, de tal forma que mantienen su desarrollo económico al mismo tiempo que mejoran la calidad de vida de la población; sin embargo, para realmente alcanzar este estatus es necesario cumplir con ciertos parámetros.
De acuerdo con el Modelo Europeo de Ciudad Inteligente, creado por la Universidad Técnica de Viena, la economía, movilidad, personas, gobierno, medio ambiente y calidad de vida son las seis áreas prioritarias para elevar el nivel de automatización y sustentabilidad necesarios para considerar que una ciudad es inteligente.
«Todas estas áreas proporcionan el ajuste de las ciudades actuales en ambientes desahogados, utilizando las tecnologías a favor de la población y de mejoras en la calidad de vida. Además de cuestiones de sustentabilidad, hay también discusiones sobre reducción de gastos públicos y transparencia en relación entre gobierno y ciudadanos», explicó la firma Comstor.
Refirió que la ciudad surcoreana de Songdo, construida alrededor de un aeropuerto y con una población estimada en 250 mil habitantes para el año 2020, es un referente mundial en materia de smart cities, principalmente por su particular planeación urbana.
Entre las tecnologías implementadas se encuentra la reprogramación de semáforos de forma automática, en tanto que la densidad del tránsito es controlada por sensores subterráneos; además, la ciudad tiene un sistema innovador para recoger basura que prácticamente elimina la necesidad de su colecta.
Otro ejemplo en esta materia es Barcelona, España, en donde la gestión de residuos se realiza mediante cuadrillas que son distribuidas por toda la ciudad para recoger las bolsas cada hora, durante los siete días de la semana.
«Todos los botes son conectados a un gigantesco sistema de tuberías enterrados por lo menos 5 metros a la superficie. Se trata de un gran aspirador de basura. Las bolsas llegan a viajar a 70 km/h por la tubería, llegando al destino final que es un centro de recolección».
En este centro las bolsas son depositadas en contenedores, que después de ser llenados, son transportados a una planta de clasificación, así el plástico, metal y papel son reciclados y la basura orgánica es transformada en combustible para mover turbinas que generan electricidad.
Con la implementación de este sistema altamente sustentable, que engloba toda la cadena productiva de basura, al menos 160 camiones de recolección dejaron de circular por la ciudad cada día, refirió la firma especializada en seguridad, colaboración, networking y centro de datos.
En Copenhague, la capital de Dinamarca, la tecnología es utilizada especialmente para disminuir emisiones de carbono que en consecuencia permiten reducir de manera considerable la utilización de combustibles fósiles.
«Una de las salidas es trabajar en la infraestructura de ciclopistas, incentivando a la población a utilizar bicicleta en vez de auto. De acuerdo con urbanistas locales, si una persona consigue trasladarse ocho kilómetros en bicicleta sobre un trayecto que necesita recorrer de 30 kilómetros, ya contribuye considerablemente con la reducción de la intensidad del tránsito y de la contaminación».
Por ello, además de las ciclopistas son necesarios estacionamientos de bicicletas, locales de alquiler y devolución, además de dispositivos en transporte público como trenes, autobuses y metros que sean capaces de transportarlas.
Las vías ciclistas cuentan con semáforos exclusivos controlados a partir del sistema de Onda Verde, en donde un ciclista que pueda pedalear en promedio de 20 km/h tomará todos los señalamientos abiertos; además, las bicicletas de alquiler tienen GPS y sensores que informan sobre la calidad del aire y los usuarios y reciben información sobre congestionamientos en tiempo real.
«El resultado en esa ciudad es que 55 por ciento de la población utiliza bicicleta para ir al trabajo diariamente, reduciendo 21 por ciento las emisiones de carbono en los últimos 12 años».
Comstor refirió que de acuerdo con un estudio global publicado por Aruba llamado “Internet de las Cosas: Hoy y Mañana”, 71 por ciento de las ciudades que invirtieron en Internet de las Cosas (IoT) en la administración de los servicios urbanos vieron reducción de costos.
«Entre las ciudades observadas, 70 por ciento afirma que la tecnología ofrece mejor visibilidad para los procesos de administración, facilitando que se realicen inversiones hasta alcanzar el objetivo de ciudades inteligentes».
C$T-GM