Existe grave rezago en materia de innovación.
En América Latina no basta con desarrollar la infraestructura digital, pues el impacto productivo de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) depende críticamente de la capacidad que tengan las economías de utilizar de forma inteligente la conectividad como un factor estratégico de la transformación y en ese sentido resulta fundamental pasar del internet del consumo al internet de la producción, señala la Asociación interamericana de Empresas de Telecomunicaciones (ASIET).
“Somos consumidores de Internet, pero no estamos generando contenidos, aplicaciones y soluciones locales, ni aprovechando su potencial para la transformación productiva”, subraya en el documento “Las telecomunicaciones, un aliado estratégico para el desarrollo de América Latina”.
En la región pasar del Internet del consumo al Internet de la producción, los avances de los últimos años son modestos, pues mientras se han ido cerrando progresivamente la distancia en los países más avanzados, en relación al acceso a Internet, esto no ha ocurrido de la misma forma en lo que respecta al uso productivo de las TIC.
La brecha en términos de dispositivos conectados (indicador del desarrollo del Internet de las Cosas) se está profundizando, lo que evidentemente tendrá consecuencias negativas sobre la competitividad de la región, enfatiza la ASIET.
Los indicadores de digitalización dan cuenta de una importante distancia entre América Latina y los países de la OCDE, y mostrando que dicha brecha no se está cerrando. Si se mantienen las actuales tendencias, la brecha hacia el año 2030 con los países desarrollados será incluso mayor.
En materia de innovación, América Latina junto con África y Medio Oriente, registran un enorme rezago; respecto a la producción de contenidos locales, por ejemplo, de los 100 sitios de Internet más populares entre los ciudadanos, sólo 26 son latinoamericanos (principalmente portales de noticias y comercio electrónico), lo que se traduce en una importante transferencia de riqueza a otras regiones.
“Somos consumidores de Internet, pero no estamos generando suficientes contenidos, aplicaciones y soluciones locales, ni aprovechando su potencial para la transformación productiva”.
La asociación considera que avanzar hacia la Cuarta Revolución Industrial es transformar la estructura productiva de la región incorporar los beneficios de la Inteligencia Artificial, el Blockchain, el Big Data, el Internet de las Cosas (IoT) o la automatización de procesos en cada uno de los ámbitos de la economía.
En ese sentido, enfatiza, no se trata solo de desarrollar la “Industria TI”, sino fundamentalmente de incorporar las soluciones de las nuevas tecnologías digitales a los sectores tradicionales de la economía: en la agroindustria, la minería, la manufactura, o los servicios.
Las tecnologías digitales permiten a las empresas ser más eficientes y maximizar sus beneficios gracias a la modernización de sus procesos, la gestión inteligente de datos e inventarios, el ahorro de energía; o la mejora en la gestión de sus recursos naturales, humanos y de capital.
En particular, por su impacto en el empleo, resulta relevante diseñar programas especiales para promover la transformación digital de las microempresas y las Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes); la política de digitalización tiene que favorecer el crecimiento, sofisticación e internacionalización de este sector.
“Es indispensable consensuar una Agenda Digital ambiciosa que apueste por la innovación y el emprendimiento. Para ello es preciso lograr la plena inclusión digital, no sólo en el acceso sino en lo relativo a las capacidades para lograr una verdadera apropiación tecnológica. Ello pasa necesariamente por actualizar los planes de estudio, apostando por la educación técnica y la formación continua en tecnologías digitales”.
El documento de la ASIET refiere que en la actualidad, únicamente uno de cada cinco estudiantes de educación terciaria en América Latina estudia una carrera de ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas, mientras que, por ejemplo, en China el 50 por ciento está en esas especialidades.
La región no puede quedarse atrás y por ello es prioritario impulsar el desarrollo de competencias para la economía digital, abordando las desigualdades existentes, apostando por la igualdad de género para la plena inclusión de las mujeres y las niñas en las TIC, y afrontar los desafíos intergeneracionales.
“América Latina aún no ha situado la digitalización en el centro de su política estratégica y económica, pero contamos con activos importantes como nuestra infraestructura o capital humano joven, con talento y gran capacidad de innovación y emprendimiento; y con empresas comprometidas con la región y su futuro”.
C$T-GM