Imprescindible desarrollar capacidades institucionales.
En los últimos años y particularmente este 2020, en América Latina se logró reducir la brecha digital para enfrentar en mejores condiciones el confinamiento al que obligó la pandemia del COVID-19, sin embargo, aún persisten desafíos importantes en materia de conectividad y en el uso de tecnologías avanzadas, además de viejas limitaciones estructurales y socioeconómicas que impiden aprovechar todo el potencial que genera el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).
Este escenario en la región exige abordar la Transformación Digital con un sentido más amplio e integral, pues además de superar temas de conectividad e infraestructura, de acceso y uso de las tecnologías entre las personas y las empresas, aún hay que atender rezagos estructurales que predominan en una gran parte de los países de América Latina, aseguró Sebastián Rovira, Economista, Oficial de asuntos económicos en CEPAL.
Todo el potencial y el máximo provecho del teletrabajo, la teleducación, el comercio digital y la telesalud, está limitado por restricciones estructurales como la conectividad y la infraestructura que aún prevalecen en áreas rurales, o el alto porcentaje de la población rural sin posibilidad de estudiar en internet, sin dejar de lado problemas socioeconómicos sin resolver.
Por ello, es importante analizar y medir las capacidades y el uso que se le da a las nuevas tecnologías. como ejemplo baste citar el tiempo que pasan los habitantes de la región en las redes sociales, respecto del invertido por la población promedio de Alemania o Japón, el cual en los primeros suele ser de 3.5 horas promedio cada día, mientras que en los segundos, es de menos de una hora.
Para @Seba_Rovira si bien en América Latina y El Caribe en los últimos años hay una reducción relevante de la brecha digital, aún hay desafíos importantes en materia de conectividad, así cómo en el uso de tecnologías avanzadas donde la región aún está muy lejos de alcanzar niveles adecuados o similares a los observados en países desarrollados.
Imprescindible también es conocer las capacidades institucionales que registran los gobiernos de la región, es decir, cómo utilizan tecnologías digitales para mejorar la confianza de los ciudadanos o identificar los requerimientos de la ciudadanía, así como las necesidades digitales que presentan las escuelas para completar los procesos de enseñanza aprendizaje.
A nivel productivo, es imprescindible conocer cómo las empresas operan las tecnologías digitales para impactar y cambiar la economía tradicional, cuál es el rol y cómo se están instrumentando diferentes aspectos de la economía digital, tales como el e-business, el eCommerce, la Industria 4.0 y los algoritmos para sobrevivir o generar nuevos modelos de negocio.
En el contexto de la VII Conferencia Ministerial sobre Sociedad de la Información en América Latina y el Caribe, el especialista precisó que si bien el confinamiento sanitario aceleró en alguna forma la adopción de nuevas tecnologías entre el sector productivo y particularmente comercial, el impacto de la pandemia del COVID-19 “amplificó el bajo uso de medios digitales en las operaciones diarias de las empresas con marcadas diferencias de acuerdo al tamaño”.

El riesgo de las limitaciones estructurales vinculadas a la adopción de las nuevas tecnologías, es que tanto a nivel de personas como de empresas, polariza o hace mucho más evidente las desigualdades que se tienen en la región latinoamericana, destacó el especialista de la CEPAL.
Los procesos de transformación digital, añadió, también tendrán un impacto en el mercado laboral, pues estimaciones de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), destacan que más del 20 por ciento de los puestos de trabajo actuales tiene un alto “riesgo de automatización”.
Al salir de la pandemia esto podría ampliar las brechas laborales, pues además se debe considerar que en América Latina sólo el 21 por ciento de los empleados puede realizar teletrabajo, mientras que en Europa este porcentaje se eleva al 40 por ciento, por lo que se debe priorizar la forma de facilitar este esquema laboral.
Competencias digitales de la población en la región es otro tema relevante de superar pues una gran parte de los adultos carece de formación educativa a nivel de secundaria o educación superior, lo que limita el desarrollo de las capacidades digitales que exigen los procesos de digitalización instrumentados en las organizaciones.

Este tipo de desventajas se suman a las importantes diferencias que hay entre las escuelas en materia de acceso y conectividad a internet, donde las instituciones educativas privadas llevan la ventaja, lo que explica porque durante la fase álgida de la pandemia las mayores limitaciones para la teleeducación fueron tangibles en las escuelas públicas.
Sobra decir la importancia de que los gobiernos adopten al máximo una operación más digitalizada que le permita tener un mayor acercamiento con sus gobernados, conocer cuales son sus necesidades reales, y como a través de la gestión de datos y mejor información pueden establecer políticas públicas útiles, más inclusivas y que abonen en forma tangible al desarrollo integral de la economía.
C$T-EV