Pese a que en México el robo de identidad es un delito que en los últimos años ha crecido de forma exponencial, no se encuentra tipificado a escala federal, y aunque la mitad de las entidades del país cuentan con un marco jurídico local en torno a esta práctica, las sanciones varían, tanto en las penas de privación de la libertad como en multas económicas.
“Valdría la pena una homologación de criterios en la legislación del país que permita atender de forma integral el problema, porque el robo de identidad es un detonante para otros delitos como el fraude o las empresas fantasma”, indica Ricardo Robledo, director general y fundador de Tu Identidad.
Según datos de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF), sólo durante 2022, se registraron más de 16 mil robos de identidad, lo cual pone en desventaja a las empresas, ya que se estima que solamente 23 por ciento cuenta con un plan de respuesta para inhibir este tipo de ataques.
En la actualidad, más de una decena de iniciativas legislativa están en espera de ser aprobadas por el Congreso de la Unión; entre ellas una que contempla incorporar al Código Penal Federal, el concepto de delito de robo de identidad.
“Un gran reto a corto y mediano plazo es que las autoridades definan y regulen en el ciberespacio el concepto de identidad digital, para luego legislar y sancionar conductas relacionadas con el robo, la vulneración o la suplantación de la identidad en el mundo digital.
Además de las iniciativas, para inhibir la usurpación de identidad, es viable la creación de una dependencia especializada que conozca a detalle el tema a fin de atender de forma más puntual, con personal capacitado, delitos como el robo y secuestro de datos o suplantación de identidad.
“Será fundamental en estas organizaciones la permanente capacitación del personal a fin de que cuenten con habilidades necesarias para eficientar la persecución de delitos e inhibir técnicas sofisticadas como el phishing, alusiva al envío de correos fraudulentos; pharming, que está relacionado con el uso de virus digitales; el skimming, alusivo al robo de información de tarjetas bancarias; smishing, que se lleva a cabo a través de mensajes de texto, entre otras prácticas ilícitas”.
Desde la perspectiva del ejecutivo de la plataforma especializada en validación de identidad de empresas y usuarios, es también importante que se cuente con herramientas que permitan el blindaje cuando un tercero busca cometer un fraude con información falsificada o robada.
Asimismo, consideró que las empresas de reciente creación y las compañías pequeñas son las más vulnerables, pues muchas veces no cuentan con este tipo de estrategias o los fundadores desconocen el impacto que estas acciones pueden tener en su organización que van desde problemas financieros, hasta reputacionales o legales.
Es así que una regulación para combatir el robo de identidad favorece a todo el ecosistema digital, debido a que la acelerada adopción de nuevos modelos de negocio tecnológicos ha obligado a las empresas a replantear sus estrategias para proteger sus operaciones y su reputación de posibles amenazas.
“Hace algunos años el tema de robo de identidad sólo era abordado por las grandes empresas; sin embargo, los cambios en las formas de consumo de los clientes hace que, hoy más que nunca, todas las compañías cuenten con herramientas que les permitan hacer negocios de forma segura”.
C$T-GM