Empresas tienen sus propias políticas de uso.
Las redes sociales son sin duda herramientas útiles para ejercer el derecho a la libertad de expresión; sin embargo, los recientes bloqueos a cuentas del presidente Donald Trump han causado un gran debate, sobre todo en el contexto de cambio de gobierno y los disturbios en el Capitolio, en Estados Unidos.
“Creemos eventualmente que la libertad de expresión es un derecho absoluto y que podemos hacer y decir lo que sea en redes sociales, cuando no es así”, porque también para este derecho existen límites, establecidos en las leyes tanto de Estados Unidos como de México, aseveró Cynthia Solís, experta en derecho informático y social del despacho Lexinf.
En entrevista para ConsumoTIC explicó que cuando la libertad de expresión implica daños potenciales a terceros, que ponga en riesgo la vida, la integridad física de las personas y la seguridad nacional, por ejemplo, las propias leyes de los países definen esos límites.
Si bien las redes son útiles para expresarse con libertad, también existen abusos cuando se difunden discursos de odio, se difama o incluso se divulgan contenidos íntimos; en este sentido, Cynthia Solís afirmó que “hay un catálogo de conductas que son un abuso a lo que se cree que es la libertad de expresión”.
“Al final, estas entidades son entidades de carácter privado como cualquier otra empresa que si bien necesita cumplir con las legislaciones de los países tiene sus propias reglas. Y en el caso en particular de lo que sucedió en el Capitolio, en el caso de Twitter y Facebook, hubo violaciones claras y expresas a sus políticas”.
El investigador de la UNAM Luis Ángel Hurtado Razo coincidió en que las propias redes deciden sus políticas de uso, qué se publica y qué no. Ejemplo de ello, recordó la controversia que presentó el Museo de Louvre en 2008, cuando creó su cuenta de Facebook, porque no le permitieron compartir una obra en la que aparecía un desnudo.
En el terreno de la política también existen limitantes, forzadas por la misma sociedad civil y agrupaciones académicas, entre otras, para detener la difusión de discursos discriminatorios o de odio.
“Si ya existían desde antes (los límites en sus políticas de uso), por qué estas redes sociodigitales han decidido a partir de 2020 empezar a aplicarlas en este criterio en contra de una de las figuras públicas más controversiales y más famosas por lo menos de la última década”, cuestionó.
Para el experto de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM eso tiene que ver con la adquisición y pérdida del poder político alrededor de la figura del presidente estadounidense Donald Trump.
Las plataformas, opinó, “decidieron omitir el ejercicio de estas políticas por temor de ser sancionadas”, pero el mal manejo de la pandemia en 2020 le comenzó a restar poder político a Trump y ante ello comenzaron a aplicar las políticas de uso. “Silenciar la voz de un personaje como él sí está mitigando el derecho a la información”.
Es una cuestión de “adecuación de intereses” de parte de las redes sociales, pero esto tiene impacto en la opinión pública y los intereses colectivos, subrayó en entrevista el director general de Consultoría Comunicación Aplicada.
C$T-GM