No obstante los mitos y prejuicios, los “abogados superhumanos” apoyados con sistemas de Inteligencia Artificial (IA) son ya una realidad, pues con aprendizaje automático (Machine Learning) pueden revisar contratos de forma más rápida, detectar problemas y errores que podrían no haber detectado los profesionales humanos.
“Tenemos muchos desafíos por delante, entre ellos la generación de marcos normativos para el uso e implementación de IA y Realidad Aumentada (RA)… (pero) la IA ya se está utilizando para revisar contratos, encontrar documentos relevantes en el proceso de descubrimiento y realizar investigaciones legales. Más recientemente, ha comenzado a usarse para ayudar a redactar contratos”.
El documento “Inteligencia artificial en el derecho: Una ventana a la gestión del futuro” de Lemontech, destaca que la necesidad del humano de “asociarse” con una máquina para potenciar el trabajo ha alcanzado gran interés para los abogados que desean mantenerse vigentes, atreverse a avanzar y transformarse.
Y es que ya hay algunas propuestas de reformas constitucionales y legales que han sido presentadas ante legisladores mexicanos, como la reforma al Artículo 17 de la Constitución que fue aprobada en marzo del 2021 en el Senado -que está pendiente en la Cámara de Diputados- para que se implementen sistemas de justicia digital, mediante el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), a fin de sustanciar y resolver en línea los procesos y procedimientos jurisdiccionales en todas sus etapas, así como para la consulta e integración de expedientes electrónicos.
Esto ha provocado que muchos despachos jurídicos hayan tomado la decisión de invertir en transformación digital y capacitación de abogados en tecnología e innovación, que llevarían a agilizar las investigaciones legales, automatizar documentos o analizar jurisprudencias, que son algunos de los usos en los que puede intervenir la Inteligencia Artificial (IA).
Ello puede generar resultados impactantes en cuanto a productividad y ahorro de tiempo en la búsqueda de información, ya sea para la resolución de casos judiciales o que requieren un análisis en el menor tiempo posible. En México, un ejemplo de la aplicación de esta tecnología es el Servicio de Administración Tributaria (SAT), que utiliza Machine Learning para detectar a evasores fiscales.
“La IA está acaparando todos los focos, pues esta herramienta puede abarcar software sencillos de gestión del tiempo, y continuar con análisis predictivos para resolver -o al menos encauzar- un juicio… Puede no ser totalmente perceptible, pero nos ayuda a los abogados y asistentes legales a desarrollar mejor nuestra labor jurídica”.
Sí, es posible integrar a la tecnología en el área del derecho, además de chatbots y bots jurídicos, pues puede hacerse a través del análisis predictivo de resultados de un caso; para determinar los riesgos y ventajas de negocios legales; identificar fuentes de eficiencia o falta de ésta; en la investigación, para la búsqueda y redacción de datos, identificando las debilidades y fortalezas de los argumentos, su uso en casos anteriores o en materias relacionadas.
La IA y el Big Data representan una oportunidad para reunir información que permita construir perfiles de clientes; presentarse como auxiliares de los jueces, o con bases de datos y en trabajo conjunto con expertos en criminología, para estudiar, analizar y predecir delitos.
Pero si bien es una tecnología que genera muchas expectativas, el documento destaca que también hay que estar conscientes de que no se tendrían que dejar sólo a los algoritmos decisiones que pudieran privar de la libertad a alguna persona, es decir, las cuestiones éticas de las que también advierte la UNESCO en su documento “Recomendación sobre la Ética de la Inteligencia Artificial”.
La IA es un reflejo de la imperfección humana y los sesgos con los que puede crearse pueden afectar a las personas, – como algunos casos de países donde el uso de reconocimiento facial está vulnerando derechos humanos-, y que tampoco generaría confianza que estos sistemas predijeran la comisión de un delito.
Aunque la Inteligencia Artificial es más presente que futuro, alerta el documento, y puede ser útil para redactar sentencias judiciales, todavía se necesitan profesionales humanos que revisen el resultado antes de ser utilizado.
El abogado Gerald García, cuyo análisis se recaba en el texto, subraya que se requiere capital humano con las habilidades, capacidades y conocimientos propios de la IA, nuevos “profesionales híbridos” que serán los encargados de diseñar y crear los sistemas inteligentes que el mercado requiera, para salvaguardar a los ciudadanos de los daños por el uso inadecuado de algoritmos, crear marcos reguladores acordes a los tiempos, entre otros innumerables nichos de oportunidad.
“Como abogados, sabemos la importancia que tiene regular herramientas como la IA para que su uso sea acorde con los lineamientos jurídicamente establecidos, pero ¿cómo podremos discutir a su respecto si no comenzamos a incorporar esta información en nuestro diario vivir?”.
C$T-GM