¿Exige una regulación específica?.
El surgimiento de nuevas tecnologías como el Internet de las Cosas (IoT) ha generado toda una discusión sobre el uso y almacenamiento del Big Data y la necesidad o no de establecer una regulación específica para evitar que viole esa línea delgada que lo separa de temas como la privacidad de las personas y la propiedad intelectual en las empresas.
A decir de Federico Hernández, socio del bufete Hogan Lovells, se trata de un tema nuevo y crítico por resolver, el cual exige del trabajo conjunto de empresas, autoridades y expertos jurídicos, para establecer la regulación más adecuada.
El especialista destacó la necesidad de generar un tipo de contratos más acorde al interés de las empresas que generan nuevos modelos de negocio a partir del Big Data, fijando los límites que exige el manejo de datos personales y la información estratégica de las organizaciones, lo cual sin duda no debería compartirse.
Los micro datos relacionados con una persona física, son personales y no deben ni pueden ser susceptibles de venta, pero datos macro vinculados a tendencias de mercado, hábitos de consumo etc. si podrían ser comercializados por la compañía que los generó.
Por ello es importante trabajar con las empresas, para identificar los datos que se van a obtener, cuáles se van a utilizar, cuáles van a transferir y cuales quedarán restringidos.
Las nuevas tecnologías como el IoT generan retos, por lo que es oportuno tanto para el usuario, las empresas, como para los emprendedores, establecer cuándo existen datos desagregados susceptibles de comercializar, particularmente ahora que se ha identificado al Big Data como un activo o insumo esencial que aporta ventajas competitivas, pero que puede también propiciar prácticas anti-competitivas.
Para Marco Galván, director de Estrategia de GSMA, el tema de la propiedad intelectual se compromete desde el momento en que una empresa acepta instalar dispositivos que estarán conectados a la red, sin revisar con detalle los términos en que fue pactado el contrato de servicios.
Explicó como entre los usuarios de dispositivos móviles también hay retos que enfrentar, pues el uso de los clasificados Android, por default tiene activado un geolocalizador, es decir información que es compartida sin que se entere su propietario.
Por ello la Asociación Mundial de Operadores Móviles el pasado octubre, emitió recomendaciones y especificaciones técnicas para fortalecer la seguridad del IoT que se ha convertido en el talón de Aquiles de la visión de un mundo hiperconectado.
Aseguró que la dinámica actual de uso cotidiano de dispositivos móviles y consumo indiscriminado de aplicaciones, propicia que el usuario autorice compartir sus datos personales, en el momento mismo que acepta los términos y condiciones que le exige el uso de una app.
Javier Juárez Mojica, Comisonado del IFT, destacó que en el órgano regulador no se anticipa a la creación de una regulación específica para el IoT, pues el principio recomendado entre reguladores exige ser prudente y que sean las fuerzas del mercado, las que muestren dónde es necesario aplicar una regulación para evitar que se lesionen los derechos de los usuarios
Indicó que en la estrategia de establecer una política Nacional de Ciberseguridad en México, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) solo tiene atribuciones para emitir disposiciones técnicas para la fabricación de dispositivos en el mercado nacional.
Una de las áreas por explorar en 2018, dijo, será definir los requisitos mínimos para los dispositivos en materia de seguridad, un tema necesario de abordar, frente a los casos de países donde se han prohibido fabricar ciertos dispositivos que han violado principios de privacidad.
Santiago Gutiérrez, Socio Fundador de Focalta SC, firma de consultoría, anticipó que el desarrollo del IoT exigirá estricta disciplina en su operación, para que dentro de ese mundo hiperconectado se pueda respetar «la individualidad y la unicidad».
A partir del IoT, en el mercado global todo es Smart, ahora hay Smartcities, smartwatch, smartphone, smartfactory… todo es inteligente, pero va a llegar el momento en que queramos algo tontito… será un movimiento contra-cultural, surgido de la necesidad de proteger la privacidad, de esa aspiración a no estar conectado a nada», advirtió
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