La Inteligencia Artificial (IA) tiene entre 45 y 55 por ciento de probabilidades de convertirse en una Tecnología de Propósito General (GPT, por sus siglas en inglés), que marque un cambio transformacional en el mundo, como lo hizo en su momento la electricidad, debido a que más del 20 por ciento de las tareas de 7 de cada 10 trabajos, se pueden automatizar con esta tecnología y por lo tanto, se espera que se genere un cambio sustancial en la productividad global.
Así lo anticipó Adriana Rangel Cárdenas, economista y directora del Segmento Institucional para Vanguard América Latina, quien indicó que “la IA tiene el potencial de mejorar variables globales de crecimiento como la economía real, inflación, tasas de interés y el riesgo de prima variable”, entre otros, con lo cual puede convertirse en una tecnología transformacional que lleve al mundo al siguiente nivel.
Al ofrecer el webinar “La IA en la economía global”, explicó que en Vanguard, -el segundo administrador de activos más grande del mundo-, el equipo de economistas realiza proyecciones de mediano y largo plazo sobre indicadores económicos y ha concluido que existen entre 45 al 55 por ciento de probabilidades, de que la IA se convierta en esta clase de tecnología transformadora.
Los estudios que se han realizado, indican que existe entre 30 y 40 por ciento de probabilidades de que la IA no llegue a convertirse en tecnología de propósito general, y quede únicamente en una simple mejora de comunicación, como pasó en su momento con las computadoras personales y el panorama económico que siguió influenciado por las presiones del crecimiento poblacional y el incremento marginal de la economía en general.
Asimismo, se prevé que sólo hay entre 10 y 20 por ciento de probabilidades de llegar a un escenario donde la IA no genere ningún cambio importante y las tasas de interés, la inflación y otros indicadores macroeconómicos sigan básicamente iguales e influenciados por el incremento de la población y otros factores que hoy mantienen a la economía global en índices de crecimiento muy moderados.
De hecho, en los últimos 20 años no se ha dado un incremento significativo de la productividad en el mundo, como sí pasó con la energía eléctrica en el plazo comprendido entre 1920 y 1934 y cuyo comportamiento podría ser similar al de la IA en el futuro.
“Nuestro análisis es probabilístico; asignamos probabilidades a escenarios. Aquel donde existe un incremento en productividad es por ahora el de mayor probabilidad y vale la pena decir que (en este escenario) no hay desplazamiento de trabajo, sino uso de la IA por parte de los trabajadores y de hecho cualquier herramienta producto de la IA, debería elevar la productividad”.
Sin embargo, al ser cuestionada sobre la información publicada por ConsumoTIC, donde el Banco Interamericano de Desarrollo anticipó que el trabajo de hasta 66 millones de personas en México, Chile y Perú puede ser sustituido por las potencialidades de ChatGPT, la economista reconoció que la tecnología sí puede desplazar trabajadores.
“Sí existe posibilidad de que haya desplazamiento de trabajo, con tecnologías como el Chatbot donde ya no es necesario hablar con personas en el Call Center, y éste puede funcionar perfectamente sin necesidad de que haya personas detrás”, si bien esto no significa que la productividad del mundo no se incremente.
Para explicar en qué momento se está en términos de la influencia de la IA, respecto a la productividad en la economía del mundo, y la posibilidad de que esta se convierta en una tecnología de propósito general, dijo que al parecer estamos en el punto más bajo de la “J”, si se aprecia en una gráfica.
Como ejemplo, explicó lo ocurrido con la electricidad y la gráfica que se observó con su adopción y repercusión en la economía del mundo. La electricidad se empezó a utilizarse en 1894, pero como en ese momento implementarla era costoso y complicado, la productividad disminuyó porque llevó tiempo adoptarla.
En una gráfica económica, esto se observa en una línea que asemeja a la letra “J”, donde hay una curva hacia abajo que, llegado un momento, toca fondo y luego comienza a subir vertiginosamente.
En el caso de la electricidad, ese punto se observó entre 1920 y 1934, cuando las fábricas, la infraestructura y su aplicación se popularizaron y entonces se elevó la productividad del mundo exponencialmente, al convertirse en tecnología de propósito general.
Esto mismo parece estar ocurriendo ahora con la Inteligencia Artificial, cuya adopción va en aumento, si bien al parecer todavía se está en la parte baja de la “J” de la gráfica, “aunque en el futuro -que pueden ser cinco, 10 o 20 años, aún no se sabe-, se llegará al punto en que la tecnología crezca exponencialmente y cambie la productividad en todo el mundo”, rompiendo indicadores como el incremento poblacional, las tasas de interés, la inflación y otros indicadores que hoy dominan la escena económica global.
C$T-GM