La popularización de la Inteligencia Artificial (IA) Generativa que significó la salida al mercado de ChatGPT, implica que “el genio salió de la lámpara, y está evolucionando, cada vez tiene más habilidades, capacidades y está creciendo de manera exponencial”. Incluso, por encima de las especulaciones, “su impacto en el mundo del trabajo es real”.
Se puede anticipar que la herramienta tendrá una gran influencia en materias como ingeniería, medicina y educación, por sólo mencionar algunas, aunque en todos los casos, tendrá que haber siempre una supervisión humana, porque “no tenemos una certeza al 100 por ciento de lo que produce”, destacó José Escamilla, director asociado del Instituto para el Futuro de la Educación del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).
En conferencia de prensa para anunciar la realización del encuentro “Impulsando el futuro de la educación con innovación y tecnologías” a realizarse en la sede del Tec en Monterrey, del 28 al 30 de enero de 2025, anticipó que sólo actividades de bajo riesgo podrían quedar a merced de que las realice por sí sola la IA sin intervención humana y para ilustrarlo planteó una pregunta hipotética: “¿tomarías una decisión médica sobre un tema delicado de tu propia salud usando ChatGPT, sin que un médico lo valore?”
Sin embargo, en materia de educación reconoció que ésta avanza mucho más lento que los negocios, la industria o la sociedad en general, y “la prueba es que los jóvenes ya estaban usando ChatGPT para hacer sus actividades, trabajos y tareas, cuando los maestros ni siquiera sabían que existía y por eso tenemos un compromiso de ir más rápido, porque el mundo va avanzando a ese paso”.
Parte de esa armonización, la realiza el Instituto para el Futuro de la Educación a través de un estudio que se llama Shaping Skills (Delineando habilidades), y cuya siguiente edición será publicada a principios de 2025, para monitorear las habilidades más solicitadas en los puestos laborales de las industrias automotriz y de tecnologías de la información, como insumo para que las escuelas puedan ajustar sus currículas a por lo menos ofrecer el 70 por ciento de esas habilidades que realmente está requiriendo la industria y que los estudiantes encuentren opciones laborales al concluir sus estudios.
Con todo, José Escamilla señaló que a pesar de las brechas que puede implicar la tecnología, incluyendo la brecha de adopción por parte de los docentes, (“que de manera natural tienen resistencias”) es necesario encontrar qué valores pueden ser útiles para un uso más eficiente de la tecnología.
“Los docentes suelen tener mucha resistencia al cambio. Es muy natural de todos los seres humanos y no es la excepción para los docentes. Sin embargo, hay evidencia temprana que dice que la elaboración de estas preguntas o comandos que se le hace a la IA Generativa, que en inglés se llaman prompt, requieren de mucha precisión y de un refinamiento que es muy compatible con el trabajo de los docentes”, lo cual es una forma de acortar las brechas que sí existen en el uso de la tecnología y sus resultados.
Durante la misma conferencia, Yesenia González, consultora en innovación educativa en el Instituto para el Futuro de la Educación, coincidió en que la educación se mueve más lento que los cambios tecnológicos y por ello, esa institución del ITESM ha definido tres elementos centrales para llevar adelante la innovación en las universidades:
Primero, entender que la innovación no significa solamente adoptar tecnología por sí misma y tampoco hacerlo porque es la tendencia en las demás instituciones, sino que la innovación forme parte de la misión y visión de la universidad. Segundo, que la escuela cuente con un ecosistema de gestión innovadora y emprendimiento, para que los estudiantes siempre vayan al ritmo del avance tecnológico.
El tercer elemento es lograr que los estudiantes consigan una sólida identidad personal, para que sepan bien desde la universidad qué quieren en la vida y cómo lidiar con las dificultades que se les presentarán en el futuro, sin que ello dependa de su relación con la tecnología o los conocimientos que tengan en esa materia.
A través de este modo, se contribuye para que las universidades logren una visión innovadora que realmente les permita entregar al mercado profesionistas de calidad, capaces de adaptarse a una realidad cada vez más compleja.
Finalmente, Verónica Sánchez, líder de promoción de la innovación educativa del propio instituto, adelantó que en el evento del 28 al 30 de enero, en Monterrey, una serie de eventos y encuentros tanto académicos como de vinculación e incluso culturales, tienen con la intención de aprender y conocer proyectos de innovación educativa de todo el mundo.
Recordó que en la edición 2023 de este evento, participaron 4 mil 646 personas, con 705 proyectos de 40 países y se realizaron más de 250 actividades, cifras que se espera superar en la edición 2024.
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