Los usuarios de la Inteligencia Artificial (IA) Generativa deben ser conscientes de que tienen en sus manos una herramienta y “no una bola mágica que crea contenido” y como tal, cada quien debe asumir ciertas responsabilidades al usarla.
Daniel Villanueva Plasencia, abogado comercial y de privacidad y socio TMT de Baker & McKenzie Abogados, aclaró en entrevista con ConsumoTIC que antes de entrar en la polémica sobre quién es dueño de los derechos del contenido que se genere con esta tecnología, hay que “leer los términos y condiciones”.
Explicó que contrario a la idea generalizada de que las plataformas de Inteligencia Artificial Generativa como ChatGPT, Gemini y DeepSeek, entre otras, se “apropian” del material que el usuario haya aportado para alimentar el modelo, en términos generales los avisos de términos y condiciones aclaran muy bien la cuestión:
“En términos generales, cuando se usa un servicio gratuito o en el que el usuario no se registró, la plataforma sí se queda con la propiedad de la información usada para alimentar al modelo y el resultado obtenido luego de usarlo. Por el contrario, cuando el usuario se registra y usa una versión de paga, es lo opuesto”.
De acuerdo con el especialista, todos estos detalles sí aparecen en los avisos de términos y condiciones de las principales plataformas y en general coinciden en los mismos criterios, si bien es un hecho que nadie lee dichos avisos y de ahí se derivan muchos problemas y conclusiones erróneas.
Por eso, recomendó “leer los términos y condiciones y entender que se trata una herramienta y cómo debe de usarse responsablemente, además de que en la preparación de los contenidos y la respuesta que da la IA Generativa, siempre debe haber una supervisión humana”.
El tema de los derechos relativos a esta tecnología, señaló, tiene numerosas aristas y, por ejemplo, el problema que se enfrenta en la industria en general, es una avidez y una gran prisa por utilizar esta tecnología a la brevedad y para cualquier cosa.
Sin embargo, esto puede generar diversos riesgos de vulnerabilidad en las empresas, porque no todas las herramientas son viables para usarse en todas las etapas de una industria.
“Por ejemplo, no es igual usarlas para generar una campaña de marketing, que para diseñar un producto que evidentemente debe estar protegido por el secreto y la propiedad industriales”.
Aún así, incluso en el ejemplo de la campaña de marketing, habría que ver si la herramienta de IA considera de su propiedad el producto terminado, una vez que se alimentó al modelo con los datos necesarios, en cuyo caso, la marca tendría un problema de propiedad intelectual si la usa libremente.
De ahí la recomendación a las empresas de que antes de utilizar la IA definan con precisión el caso de uso, sus objetivos, alcances y cómo se va a gestionar su uso en las distintas áreas, pues algunas son más delicadas que otras.
“Una vez más, leer los términos y condiciones es fundamental para evitar problemas”, si bien en la industria, una recomendación práctica es que la empresa tenga unas directrices generales de uso de las tecnologías robustas y detalladas que sirvan como “paraguas” para todo el personal y otras más acotadas que se refieran al uso que se le va a dar por área o departamento.
No obstante, reconoció que “en gran parte, los responsables de que los avisos de términos y condiciones sean complicados, somos los propios abogados, porque lo redactamos con lenguaje de contrato, con términos jurídicos y en general son poco entendibles”.
De ahí la necesidad de migrar hacia algo más sencillo, que le dé al usuario lo que necesita, probablemente en un mecanismo similar al de los avisos de privacidad, “que antes podían tener 80 cuartillas y que se han logrado reducir a textos breves con lo esencial que la persona requiere saber y entender”.
Con todo, el tema de la privacidad y la propiedad en la Inteligencia Artificial, se debe de resolver con las herramientas que hoy existen, como las leyes de propiedad intelectual, las de derechos de autor y las de privacidad de datos, entre otras, en tanto se logra una legislación eficiente sobre esta tecnología.
Mientras tanto, recomendó a los empresarios que moderen un poco la “moda” de decir que todo se hace con Inteligencia Artificial, porque no necesariamente es cierto y de no ser así, cuando se definan legalmente los parámetros de qué cosa es o no la IA, pueden tener muchos problemas para cumplir con las directrices.
C$T-GM