La Inteligencia Artificial (IA) puede traer grandes beneficios en los sistemas de agua y saneamiento en América Latina y el Caribe, con aplicaciones como la detección automatizada e inmediata de fugas en las tuberías, que permiten ahorrar millones de litros de líquido potable; sin embargo, al ser utilizada en infraestructura crítica, esta tecnología también puede llegar a poner en peligro la vida o la salud de la ciudadanía.
En ese sentido, los especialistas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), señalan que antes de aplicar nuevas tecnologías para estas tareas, es necesario observar “las tres caras de la moneda”: es decir, el anverso (aspectos positivos), el reverso (aspectos negativos) y el canto (lo que rodea el uso de la tecnología).
En un artículo sobre el particular, Marcello Besani, especialista en agua y saneamiento de la oficina del BID en Uruguay y Alejandro Minatta, consultor de mecanismos de promoción del desarrollo, advierten que aplicar la adopción de la IA requiere una evaluación cuidadosa, teniendo en cuenta algunos riesgos.
“Los algoritmos que constituyen la IA pueden llevar a decisiones injustas o discriminatorias, como perpetuar sesgos existentes al gestionar o entrenar los datos requeridos. También la recopilación y el análisis de grandes cantidades de datos personales plantean preocupaciones sobre la privacidad y el uso de la información”.
De hecho, la Ley de la Inteligencia Artificial (IA) de la Comisión Europea, define cuatro niveles de riesgo para esta tecnología: inaceptable, alto, limitado y mínimo.
La categoría de alto riesgo en la Inteligencia Artificial se define como “un número limitado de sistemas de IA que potencialmente crean un impacto adverso en la seguridad de las personas o sus derechos fundamentales”, y entre ellos se encuentra la tecnología utilizada en infraestructuras críticas que podrían poner en peligro la vida y la salud de los ciudadanos “como, taxativamente se menciona, el suministro de agua”.
En ese sentido, los especialistas del BID recomiendan abordar el tema bajo la idea de los tres lados, considerando el borde o perímetro, que en las monedas puede ser liso, estriado o llevar inscripciones.
“Así, el sector de agua y saneamiento requiere gestionar de manera continua la innovación y la inteligencia artificial en estrecha vinculación con la integridad” (es decir, el canto de la moneda).
A su vez, la integridad en el sector de agua y saneamiento incluye los principios de transparencia, rendición de cuentas, participación y mecanismos de combate a la corrupción, y por lo tanto, se requiere que este enfoque tenga en cuenta que el desarrollo de la Inteligencia Artificial, contribuya de forma efectiva a la innovación en la prestación de los servicios.
Varias organizaciones internacionales como la OCDE, UNESCO y el propio Banco Interamericano de Desarrollo, ya han abordado el impulso a la IA con el criterio de la integridad, como pilar fundamental. En la región de América Latina, también lo han hecho Argentina, Brasil, Panamá y Uruguay, lo mismo que en Norteamérica, lo han hecho Estados Unidos y Canadá.
Asimismo, es importante que en América Latina y el Caribe, se tenga en cuenta que la innovación en el sector del agua y saneamiento, se funde sobre tres ámbitos: gobernanza sectorial, es decir, quién tiene la rectoría y regulación; la prestación del servicio y el ecosistema de innovación y la transparencia y rendición de cuentas de la IA que se utilice en esta infraestructura crítica.
Es decir, la IA puede ofrecer grandes beneficios para el suministro de estos servicios vitales en la región, si bien debe estar claro qué desarrollos de la tecnología se van a utilizar, cómo fueron construidos, cómo se gobiernan y quién garantiza los datos de los usuarios, para evitar riesgos importantes.
C$T-GM