Durante el último año, los casos de fraude de identidad se incrementaron en México 80 por ciento en promedio, con entidades como Baja California Sur, Hidalgo y San Luis Potosí, con aumentos superiores al 100 por ciento, en tanto las deppfakes crecieron 200 por ciento, por lo que este delito en México es ya cinco veces mayor que en Brasil.
Así lo revela el informe “Un año en el fraude 2024” elaborado por ÚNICO, compañía especializada en la confirmación de la identidad de personas, según el cual, la mayor incidencia de estos delitos se concentró en el Estado de México (13.3 por ciento); Ciudad de México (11.9 por ciento) y Jalisco (9.2 por ciento).
Al respecto, Fernando Paulín, director ejecutivo de ÚNICO México, señaló que “una de las razones que explica este incremento, es la drástica caída en los costos de producción de las deepfakes, que cada año se reducen 10 veces y, además, están accesibles en la red para cualquier persona”.
El Informe se basa en el análisis de millones de identidades y patrones delictivos y muestra que la mayor incidencia de estos delitos recae en las ventas al menudeo, las apuestas en línea, las empresas financieras de base tecnológica (Fintchs) y la banca tanto física como digital.
También se advierte que en el último año, la circulación de identidades falsas aumentó 49 por ciento, en tanto, el número de intentos promedio que un defraudador realiza para penetrar a una empresa o institución, se elevó en 63.2 por ciento.
Esto significa que los delincuentes ocupan mucho tiempo en una labor sistemática para tratar de penetrar los sistemas de seguridad de las empresas, además de que pueden cambiar de “piel”, por así decirlo, pues se ha detectado que una sola persona puede operar con hasta 151 identidades ante una misma institución.
Los métodos que usa la delincuencia van desde técnicas simples y “mecánicas” como la suplantación con fotos recicladas, hasta formatos digitales sofisticados como la manipulación de APIs y la inyección de imágenes falsas en procesos digitales legítimos, entre otros.
Otra de las razones que explica por qué crece en tal forma el delito de suplantación de identidad, es que “cada empresa sigue luchando sola. Esto permite que los delincuentes reciclen sus tácticas con nuevas víctimas sin ser detectados” y por eso hace falta mayor comunicación entre las empresas para hacer un frente común contra la delincuencia.
Al respecto Fernando Paulín propuso la creación del “Buró de Fraude Biométrico con Capacidad Gremial”, una plataforma colaborativa diseñada para romper el aislamiento entre empresas y frenar el fraude mediante inteligencia compartida.
Esto representaría “un cambio de paradigma: en lugar de que cada empresa gestione sus propios riesgos de manera aislada, promueve la colaboración entre organizaciones para identificar y bloquear a los mismos defraudadores de manera inmediata”.
Explicó que este modelo ha demostrado su efectividad en países como Reino Unido, Estados Unidos y Brasil, país que con una población superior a 222 millones de habitantes, registra cinco veces menos ataques que México, con 137 millones de habitantes.
La eficiencia en la contención de los fraudes, es evidente en los países que han desarrollado redes de información compartida entre instituciones públicas y privadas de todas las dimensiones e industrias, pues así se pueden detectar más fácilmente a perfiles fraudulentos cuando intentan entrar en cualquier sistema.
“El delito del siglo XXI no se detendrá con esfuerzos individuales” y por el contrario se requiere una defensa colectiva, impulsada con tecnología de punta y voluntad de colaboración, aseguró.
C$T-GM