Si eres una de los 2 mil 100 millones de personas que tiene Facebook, sabrás que esta plataforma ha desatado conflictos familiares, laborales, amorosos y ha sido utilizada incluso para intervenir en la toma de decisiones de alto nivel, lo que ha generado problemas a la democracia y por lo cual es considerada por algunos como uno de los mayores motores para la difusión de “fake news” y de vulneración de datos personales.
Luis Ángel Hurtado Razo, académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, recalcó el contraste que se ha visto a 18 años del lanzamiento de Facebook, red sociodigital recientemente renombrada como Meta, empresa matriz que incluye a Instagram y WhatsApp.
“Hace algunos años la revista Time colocó a Mark Zuckerberg, creador de Facebook, como uno de los pilares para el desarrollo tecnológico y la apropiación de la tecnología e internet… El año pasado la publicación invitó a las personas a desconectarse de Facebook”.
La historia ha sido testigo de cómo la red social ha jugado un papel importante en la vida política y el ciberactivismo en diferentes partes del mundo, pero también cómo algunos países han impuesto leyes para limitar y sancionar algunas de sus polémicas acciones u omisiones.
El caso más reciente es el de Cambridge Analytica, empresa que a partir de información obtenida de perfiles de Facebook creó estrategias y mensajes enfocados a cambiar la percepción de usuarios en las elecciones de 2016, en Estados Unidos, en el Brexit de Reino Unido y el proceso de pacificación en Colombia.
En 2008 – luego de cuatro años de su fundación- tuvo un rol destacable en la campaña presidencial en la cual fue electo Barak Obama como presidente de Estados Unidos; dos años más tarde, en los procesos democráticos en el norte de África, conocidos como la primavera árabe; asimismo, en movimientos de ciberactivismo, como el 15M y de los Indignados en España, en 2011, y el YoSoy132, originado en México, en 2012.
Entonces, teóricos y académicos creyeron que Facebook era una suerte de ciberutopía. “Creíamos que las redes digitales eran ese medio en el cual muchos países, agrupaciones, narrativas iban a ser beneficiadas”, aseguró el experto, para quien el paradigma de esta red sociodigital cambió en el 2009.
“Con la introducción del algoritmo utilizado por Google que recopila tiempo de navegación, geolocalización, las palabras más utilizadas, las páginas más frecuentadas y las interacciones de los usuarios, se filtró información y los datos personales se volvieron mercancía, incluso se utilizaron con fines políticos”.
El negocio de la plataforma es la minería de datos y el uso que se hace de ellos, agregó Hurtado Razo, quien ha analizado cómo se han utilizado las noticias falsas para propagar temores, generar fobias y discursos de odio, discriminación racial y que incluso incitan a la violencia.
El estudio “¿Cómo usan Facebook los mexicanos?” efectuado en México en el 2019, reveló que el 85.22 por ciento de las personas consultadas dijo haber recibido noticias falsas por este medio y 42.36 por ciento reconoció haberlas creído.
Y ¿por qué han creído en “fake news?, porque quienes las comparten son compañeros de trabajo o de centros de estudio, familiares o amigos. En tanto, el 34.9 por ciento respondió que creyó en las “fake news” debido a los encabezados o títulos y 37.93 por ciento por la presentación de la información.
Noruega, Finlandia, Suecia, Japón, Corea del Sur son países en los que se imparten materias obligatorias sobre los medios, tradicionales y digitales, para aprender a distinguir discursos verdaderos de falsos y cuidar los datos personales. Esto genera un “criterio informativo”, que afirmó, ayuda a no caer en la emotividad de personajes intolerantes que incitan a la violencia.
Carolina Pacheco Luna, académica de la UNAM e integrante del Laboratorio Feminista de Derechos Digitales, señaló que Facebook tiene un componente de poder, de género, en el cual las mujeres han sido las más agraviadas, y aunque han aprendido a buscar estrategias de autocuidado para establecer contrapesos y hacer denuncias, esto no es suficiente.
Coincidió en que las personas deben tener una visión crítica con respecto a esta red y en incorporar programas educativos sobre el consumo de medios desde el nivel básico, pues aún hay retos en materia de autorregulación relacionada con el control de datos personales y la violencia digital en distintas modalidades.
“Hay una parte humana y otra de Inteligencia Artificial que vigila que no haya contenidos contrarios a las políticas de Facebook. Pero también sabemos que hay muchas formas de darle la vuelta a éstas para que se sigan difundiendo y Facebook no ha tenido control de ello”.
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