La creciente presencia de robots humanoides dotados de Inteligencia Artificial (IA) en interacción cotidiana con las personas, representa un significativo reto para los marcos legales y éticos en todo el mundo, incluyendo preocupaciones sobre privacidad, seguridad y regulación que deben ser estudiados a fondo, porque “ya no son un tema de ciencia ficción”.
En ese sentido, los académicos Woodrow Barfield (Cambridge), Yueh-Hsuan Weng, (Universidad Kyushu de Japón) y Ugo Pagallo (Universidad de Turín) advierten que se debe llegar a soluciones que permitan contar con un marco jurídico aplicable y flexible para regular la convivencia diaria de las personas con los robots.
En el “Libro de bolsillo de Cambridge sobre la ley, política y regulación de la interacción humano-robot”, recién publicado por la Universidad de Cambridge, los autores advierten que “la rápida evolución tecnológica de la Inteligencia Artificial y los robots dotados con esta herramienta que interactúan cotidianamente con las personas, representa retos significativos para los marcos legales y éticos en todo el mundo”.
Al respecto, Yueh-Hsuan Weng, profesor asociado del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad Kyushu, señala que una de las principales cuestiones que se tratan en el texto es el ritmo de la IA, es decir, “el desfase entre los rápidos avances de esta tecnología y la lentitud con la que las legislaciones en todo el mundo se pueden adaptar”.
Si bien muchos países y organizaciones están trabajando en la regulación de los robots con IA, la creación de leyes exhaustivas a menudo tiene dificultades para seguir el ritmo del progreso de esta tecnología. Se han propuesto mecanismos de gobernanza que van desde la legislación “dura” hasta las directrices éticas “blandas”, con un amplio espectro de “grises en medio”.
En ese sentido, consideró que “se necesitan ahora soluciones que equilibren la aplicabilidad y la flexibilidad”, sin perder de vista los aspectos sociológicos derivados de la convivencia entre robots y personas, tendencia que irá en aumento de manera exponencial en los próximos años, con algunas variantes como los robots que “cuidarán” de muchos adultos mayores en el futuro.
El libro consta de 46 capítulos, que exploran el tema a partir de las especialidades legal; en ciencias sociales; y en ciencias de la computación e ingeniería de los tres autores, con foco en cuatro aspectos generales:
El primero trata de la confianza en los robots que ya son capaces de entender y eventualmente replicar emociones o intenciones humanas; el segundo, sobre los impactos sociológicos de la interacción humano-robot, incluyendo la posibilidad de dotar de personalidad legal a los robots y cómo acelerar la integración de los robots en la vida de las personas de manera segura y confiable.
El tercer enfoque se centra en la ética, la cultura y el sistema de valores de las personas, ahí donde se encuentren los robots, entendiendo que las particularidades de cada grupo social en distintas partes del mundo, llevan a un trato diferente con los robots y éstos deben “entender” tales aspectos.
Finalmente, el cuarto aspecto que se revisa es el marco estrictamente jurídico, entendiendo que existen normas de regulación desde el punto de vista de las personas como “consumidores” de los servicios que prestan los robots; también desde el aspecto de eventuales delitos asociados con los robots y también del marco constitucional que obligadamente se tiene que ajustar en los países, para adaptarse a sistemas inteligentes no humanos.
De acuerdo con los autores, la idea es “abrir un diálogo global” sobre los dilemas éticos que surgen a partir de las interacciones personales con los robots, que deberán ser regulados en formas hasta ahora desconocidas.
C$T-GM