Además de definir estrategias, políticas públicas e iniciativas de ley rumbo a un marco regulatorio en materia de Inteligencia Artificial (IA), es fundamental incluir la ética como un punto transversal de cara al crecimiento exponencial e impacto de esta disruptiva tecnología.
Desde la perspectiva de Alejandra Lagunes Soto Ruíz, senadora de la República, es fundamental poner atención a las preocupaciones expresadas por gobiernos de distintos países, el G7, científicos y representantes de la academia, sobre la gobernanza de la IA y la necesidad de establecer límites en su utilización.
En el foro a distancia “¿Cuál es el papel de la ética en la agenda de la inteligencia artificial?”, la legisladora refirió que esta tecnología tiene “más de 70 años cocinándose”, pero en los últimos meses hay un importante crecimiento exponencial de ésta, ya que existen distintas aplicaciones a las que millones de personas ya pueden acceder con facilidad.
En ese contexto, Lagunes Soto Ruíz informó que en conjunto con la UNESCO y la Alianza Nacional de Inteligencia Artificial se realizará un diagnóstico del país para saber “dónde estamos parados, dónde deberíamos enfocarnos, cuáles son los sectores más importantes para México, así como los retos que se deben afrontar sobre la inteligencia artificial”.
Por su parte, Gabriela Ramos, directora general adjunta para Ciencias Sociales y Humanas de la UNESCO, dijo que el llamado a tener un marco regulatorio ético es una base muy importante de la discusión sobre las plataformas de inteligencia artificial.
Coincidió en que el crecimiento de estas innovaciones genera preocupaciones sobre el impacto que tendrán en la forma en la que se trabaja, se estudia en las investigaciones científicas, respecto a su accesibilidad y confiabilidad, ya que, a través de éstas, “se pueden realizar muchas funciones que, realmente, antes no estaban más que en la cabeza de los seres humanos”.
Gabriela Ramos destacó que México tiene el tercer puntaje más alto en América Latina en el sector de tecnología, datos e infraestructura; sin embargo, la ausencia de una estrategia nacional sobre inteligencia artificial, así como de principios éticos influyen en un porcentaje menor en las dimensiones de visión y gobernanza en esta materia.
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