Sector productivo ¿inmune a transformación disruptiva?
En el mundo tumultuoso y acelerado de hoy, los ciclos económicos se han vuelto tan radicalmente comprimidos que los directores generales en cada industria necesitan pensar en la transformación en términos de seis ó 12 meses, en vez de franjas plurianuales, señaló Ulrich Spiesshofer, CEO de ABB.
“Para un director ejecutivo no basta liderar un análisis estratégico y luego retroceder, porque si se duda en enfrentar el reto de la era digital industrial, o si se espera a ver cómo proceden los competidores, su empresa se quedará peligrosamente atrás en los corazones y mentes de sus clientes, empleados, accionistas y socios”, advirtió.
“Aun más, demorar el enfrentamiento de los retos, dado el ritmo de los negocios en el mundo, el declive ocurrirá tal vez no de inmediato, pero el resultado final será el mismo: los clientes encontrarán mejores y más valiosas capacidades en nuestros competidores, los socios de largo plazo nos dirán que no pueden darse el lujo de quedarse atrás y cambiarán sus lealtades por los proveedores visionarios, nuestra gente más talentosa será reclutada sin piedad y no seremos capaces de ofrecer los tipos de oportunidades dinámicas y anticipatorias que los ganadores siempre desean”.
Por ello, Ulrich Spiesshofer indicó que es vital reflexionar y no asumir que la era digital-industrial es sólo una moda pasajera o que una empresa o una industria será inmune a la transformación disruptiva que la digitalización está creando en todo el mercado global.
Cuál será nuestra explicación cuando en un futuro cercano los sensores inteligentes que anticipan problemas reduzcan drásticamente el tiempo imprevisto de inactividad de las fábricas; cuando los consumidores sean capaces de reducir el uso de energía de manera significativa para tener visibilidad, no solo en sus patrones de consumo, sino también atractivas soluciones basadas en datos, o cuando las compañías manufactureras sean capaces de alcanzar niveles inimaginables de calidad y productividad integrando en su maquinaria y sistemas software de inteligencia.
Por eso, para quienes están en el sector industrial, esto implica no sólo aceptar, sino adoptar y enseñar con interés el matrimonio entre máquinas, sistemas y procesos de uso rudo con la información en tiempo real, los avances en datos masivos y la inteligencia continuamente accesible de la disrupción, el catalizador detrás de la Cuarta Revolución Industrial en la que nos encontramos hoy.
“Digital no es sólo una cosa, es una nueva forma de hacer las cosas; muchas empresas están enfocadas en desarrollar una estrategia digital cuando deberían centrarse en la integración de la tecnología digital en canales, procesos, datos, modelo operativo, incentivos y cultura; el análisis de cómo funcionan las compañías con un coeficiente Digital Alto (DQ) demuestra que 90 por ciento de las mejores empresas integraron completamente las iniciativas digitales en su proceso de planificación estratégica.
Al hacer un balance de los retos del avance industrial-digital, el ejecutivo de ABB, precisa que los cambios que se enfrentan son en los tipos de productos que se crean, los servicios que se ofrecen, el valor, la naturaleza de la nueva ventaja competitiva, los modelos de compromiso con los clientes y lo más importante de todo, los métricas y perspectivas con las cuales los clientes evalúan.
“Para los CEOs en los sectores de servicios públicos, industria, transporte e infraestructura, se requiere también asumir este desafío como una prueba de pasar/reprobar: si adoptamos profunda y estratégicamente este futuro digital; y lo vemos a través de la lente de lo que los clientes desean y necesitan para tener éxito en sus propios negocios, tenemos una excelente oportunidad de llevar a nuestras empresas a una nueva y emocionante era de innovación, crecimiento, oportunidad y éxito”, remarcó.
La elección hacía la era digital-industrial no puede ser más clara, concluyó, el 65 por ciento de las empresas que califican como “líderes digitales” tienen una alta tolerancia para emprender iniciativas atrevidas, mientras que entre las compañías cuyo comportamiento se define como “desempeño medio”, sólo el 30 por ciento tiene ese apetito fundamental para asumir riesgos”.
C$T-EVP