Las lecciones generadas durante la actual crisis sanitaria, que sólo en el periodo marzo-julio de 2020 provocó que 45 por ciento de las personas en 18 países de América Latina y el Caribe no recibiera la atención médica que necesitaba, señalan la urgencia de poner en marcha procesos de transformación de los sistemas de salud apoyados en tecnología, es decir, acabar con el actual status quo del sector salud.
La pandemia de COVID-19, destaca una reciente publicación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), demostró la centralidad de la salud de la población para las economías y el bienestar social, a la vez que evidenció serios problemas estructurales de larga data en los sistemas sanitarios.
Tras evidenciarse serias deficiencias en dimensiones básicas como calidad, resultados de costos y equidad, hoy los países de la región se enfrentan al reto de gestionar la complejidad cada vez mayor de sus sistemas sanitarios mientras hacen frente a una crisis económica sin precedentes.
“La convergencia de estos imperativos hace que el statu quo sea insostenible. La transformación digital del sector salud trata de cómo las tecnologías cambian las reglas de participación, las formas de trabajar e interactuar y la manera de pensar de una organización o sector”.
Y es que el costo de la pandemia ha sido enorme para la región. Sólo en 2020, los países de América Latina y el Caribe registraron el 28 por ciento de todas las muertes confirmadas por coronavirus y el 17 por ciento de los contagios acumulados, a pesar de solo contar con el 8.4 por ciento de la población mundial.
Ello refleja el bajo nivel de preparación de la región para un evento de este tipo; incluso estas cifras se consideran subestimaciones, producto de sistemas de salud desbordados y sin mecanismos para asentar esta realidad con precisión, subraya el reporte “La gran oportunidad de la salud digital en América Latina y el Caribe”.
En los próximos años, los países de América Latina y el Caribe deberán compaginar los esfuerzos de lucha contra la pandemia, con aquellos requeridos para la reactivación de otros servicios de salud -incluyendo la reanudación de los esfuerzos interrumpidos por la crisis- junto con la preparación para emergencias futuras y a una tendencia creciente del gasto en salud.
“Sin embargo, la crisis también impulsó cambios constructivos en la región. Entre estos, la concepción e implementación de programas sociales innovadores para responder a los nuevos retos y la adopción de comportamientos digitales en todas las esferas de la economía y la sociedad”.
En la intersección de estas tendencias, aseguran los investigadores del BID, surge una oportunidad y responsabilidad histórica de abordar los problemas estructurales en los sistemas de salud y poner en práctica cambios fundamentales aprovechando el poder transformador de la tecnología.
“Para lograrlo, es requisito dar prioridad a la transformación digital del sector para incorporar a las instituciones de salud, sus trabajadores, pacientes y a todo el ecosistema a la era digital”.
El documento del BID plantea una interrogante: ¿Qué pasaría si otros sectores funcionaran rutinariamente como el sector de la salud? y aporta una serie de aproximaciones expuestas en una publicación del Comité sobre el Aprendizaje del Sistema de Atención de la Salud en América:
*Si la banca funcionara del mismo modo que la salud, las transacciones en cajeros automáticos no tomarían segundos, sino quizás días o más, como resultado de registros no disponibles o extraviados.
*Si la construcción de viviendas funcionara del mismo modo que la salud, los carpinteros, electricistas y los plomeros trabajarían con diferentes planos y con muy poca coordinación.
*Si las compras funcionarán del mismo modo que la salud, los precios de los productos no se publicarían y el precio variará ampliamente dentro de la misma tienda, según la fuente de pago
*Si la fabricación de automóviles funcionara del mismo modo que la salud, no existirían garantías de autos que requirieron que los fabricantes paguen por los defectos. Como resultado, pocas fábricas buscarían monitorear y mejorar el desempeño de la línea de producción y la calidad del producto.
*Si los viajes en avión funcionarán del mismo modo que la salud, cada piloto tendría la libertad de diseñar su propio control de seguridad previo a volar, o de no realizarlo en absoluto.
Al referir cómo en su teoría de la evolución, Charles Darwin afirmó que “las especies que sobreviven no son las más fuertes ni las más inteligentes, sino aquellas que se adaptan mejor al cambio”, el BID enfatiza que ahora depende de la región decidir cómo, y si continuará adaptándose, y si sacará provecho de la cristalización de un nuevo normal para reconstruir de mejor manera los sistemas de salud nacionales.
“Si no ahora, ¿cuándo será urgente contar con datos de calidad que informen mejores diagnósticos y disminuyan los errores médicos? ¿Cuándo será un mejor momento para empoderar al paciente promoviendo el autocuidado y reduciendo costos para todas las partes involucradas o para mejorar el acceso a la salud de las poblaciones vulnerables y en sectores remotos? Y ¿hasta cuándo podrán esperar los países para preparar sus sistemas de salud para futuras epidemias?”.
C$T-GM