Privacidad, un derecho en riesgo.
Alfabetización digital, nuevo modelo de gobernanza, acceso a tecnologías para acortar brechas, protección de la privacidad, así como conocer los efectos psicológicos y sociales de más de 36 millones de niños y jóvenes que permanecen confinados, son algunos de los retos que de acuerdo con especialistas deberá enfrentar la educación en México, pues aunque pronto se regresara a clases presenciales, el proceso enseñanza-aprendizaje ya no será igual.
La tecnología educativa acerca, rompe barreras geográficas y de élite, implica menores costos de cuotas, tiene modelos pedagógicos más evolucionados a partir de la recolección de datos; sin embargo, también profundiza inequidades. “La tecnología también debe ser examinada como un agente de poder y control”, expuso Irene Levy Mustri, presidenta de Observatel A.C.
En el marco de las mesas de trabajo sobre “Educación e internet”, organizadas por la Facultad de Derecho de la UNAM, Levy citó una frase de Úrsula Franklin: “La tecnología no es la suma de los artefactos, de las ruedas y engranajes, de los rieles y transmisores electrónicos, la tecnología es un sistema. Implica mucho más que sus componentes individuales. Implica organización, procedimientos, símbolos, nuevas palabras, ecuaciones y, sobre todo, una mentalidad”.
Si bien reconoció las ventajas de lo que denominó la “Ed Tech” educación tecnológica, también advirtió que hasta ahora la relación educativa se está basando en la desconfianza hacia el alumno.
Como ejemplo se refirió al uso de software de vigilancia, como el Proctoring o el verificador de plagio Turnitin, que han usado en algunos países para aplicar exámenes, que “están retando, literalmente, nuestros derechos a la privacidad”.
Por ello, además de poner mayor atención en la privacidad, Levy consideró urgente entender qué es lo que está pasando con este nuevo modelo en cuanto a los efectos psicológicos y sociales de los niños y jóvenes, pues podría haber un daño irreversible.
“Ante un escenario distinto necesitamos una gobernanza distinta. ¿Qué papel y qué balances vamos a buscar y a encontrar en el nuevo escenario? Necesitamos repensar este modelo”, con la participación de los estudiantes, de los profesores, de todos los actores en un nuevo modelo de gobernanza educativa, planteó.
En la mesa de análisis, realizada vía videoconferencia, Fabiola Peña Ahumada, vicepresidenta de Educación de la Asociación de Internet MX, dijo que además de la interrupción del proceso de enseñanza-aprendizaje, la pandemia ha dejado un costo social en las familias que debieron reorganizarse para atender el cuidado de niños y jóvenes en casa.
Asimismo, costos económicos, pues las escuelas continuaron pagando los sueldos de docentes, directivos y personal de apoyo, aunque no tuvieran un funcionamiento regular, a lo que se sumaron recursos para la adquisición de conocimiento, herramientas y habilidades para que la educación en línea fuera viable.
Pero, además, advirtió tres realidades que el modelo dejó al descubierto: la presencia de los no conectados, quienes carecen de conectividad o proveedores de servicios de internet; los desconectados, que tenían capacidad de tener conectividad, pero a causa de la situación económica por la pandemia ya no tuvieron posibilidad de seguir pagando el servicio; y los conectados, quienes tienen acceso, con posibilidad de pagar y cuentan con dispositivos.
En su ponencia, Isabel Davara Fernández, vicepresidenta del Ilustre y Nacional Colegio de Abogados (INCAM), reconoció que por un lado exista una nueva manera de estudiar que favorece la autonomía, pero por otro lado los docentes se encuentren ante el problema de que se replique su conocimiento y lo saquen de contexto.
Y aunque admitió que internet es una revolución en la que unos pocos son los privilegiados, “no se puede plantear que cuando termine esto, si es que termina, volvamos al sistema anterior; primero, porque uno no puede pretender que esto puede volver a pasar, y porque ya ha habido un cambio. Y sí, hay muchas ventajas unidas a esta manera de estudiar”.
Sin embargo, alertó que “la parte social y humana es algo muy difícil de recomponer; sí hay que empezar a pensar que sea de otra manera, pero no puede quedarse como está ahora”.
C$T-GM