Crece la interacción pantalla-pantalla.
La desconexión digital debe convertirse en una actividad regular no sólo para las personas, sino también para las organizaciones y empresas, porque aunque es una ventaja continuar trabajando desde casa, los empleados pueden presentar diversos síndromes que afectan su productividad y vida personal, ante la dificultad de separar horarios, roles y espacios.
“Desde 2009 ya venía un problema latente que con la pandemia se exacerba. Pasamos a estar en las pantallas 12 horas al día; si bien la tecnología trae de la mano muchos beneficios también es un arma de doble filo. La vida personal y la laboral se desarrolla en el mismo ambiente y de la misma forma, en las pantallas”, alertó Sebastián Peñalva Orozco, socio fundador de la consultora Introspecta.
Durante la reunión virtual “El derecho a la desconexión digital”, se consideró necesario generar espacios de diálogo para mejorar la comunicación, pero hacerlo mediante un análisis regenerativo, para platicar de cuestiones personales a fin de generar vínculos empáticos.
“Nunca habíamos estado en un ambiente tan controlado, estable y cerrado durante tanto tiempo. Y eso trae repercusiones físicas, emocionales, y nunca habíamos estado tanto tiempo bombardeados de información y de pantallas”, pero al mismo tiempo vivir en la era de la desinformación.
Y es que las personas están enfrentando un problema multifactorial con una profundidad mucho mayor de lo que imaginamos, y que puede verse desde tres enfoques: en la parte física, a través de degeneración macular, causada por la luz azul; fatiga ocular, interrupción del sueño principalmente, además de dolores de cabeza, los síndromes nervioso cubital y del túnel carpiano, tendinitis del pulgar, dermatitis de calentadores y hasta deformación osteomuscular.
En el enfoque emocional, se desarrolla un comportamiento adictivo para estar revisando mensajes o notificaciones; Nomofobia, es decir, miedo a estar sin celular; ansiedad, depresión, aislamiento social, sobrepeso, pérdida de memoria, vértigo y fatiga.
En el sistémico, el ser humano está viviendo un estilo de vida sedentario, el culto a la inmediatez, baja comunicación; capitalismo de vigilancia, polarización, problemática social, privacidad, manipulación, saturación cognitiva.
La recomendación del especialista para los líderes de organizaciones o empresas es generar un diálogo de respeto con sus colaboradores, para trabajar en casa, por ejemplo, en condiciones cómodas; “lo más fácil es siempre dejar al de al lado, y no involucrarse en su vida porque significa ayudarlo, y muchos no quieren ayudar, se niegan a humanizar”.
Y justo de eso se trata, “de migrar de un escenario de una pantalla-pantalla, objeto-objeto a un empezar a vernos como persona-persona. Y en el ámbito personal fomentar actividades que nos ayuden, y en el ámbito laboral permitirnos ser humanos y permitirnos hacer espacios donde dialoguemos”.
En la charla, Janet Huerta, directora de Abogado Digital, reconoció el reto que para muchas personas impuso la pandemia, el de la autogestión, una habilidad casi ausente y que se debe desarrollar bajo presión, aunado a una necesidad de contar con una mente propicia para crear e innovar a fin de afrontar todos los cambios que vienen en la sociedad.
En el contexto actual, las personas están en un ambiente en el que uno mismo tiene que organizar los tiempos en que trabaja o dedica a cuestiones personales o familiares, de aprender a balancear todo, incluyendo las relaciones sociales.
Empero, subrayó que para hablar de conexión y de transformación digital también es necesario hablar de aprender a desconectarse, y para ello se cuenta ya con un comienzo desde el ámbito legal, pero este tema debe llevarse a la parte empresarial, para saber qué hacer como líderes de una organización, un equipo legal o un despacho, para procurar el bienestar de la gente.
Si bien México es uno de los países de la OCDE que más horas trabaja, dijo, es uno de los menos productivos, con alto porcentaje de “burnout” o “síndrome del trabajador quemado”; este es un estado de agotamiento físico, mental y emocional que la Organización Mundial de la Salud lo incluyó en 2018 en la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas de Salud Conexos (CIE-11).
Janet Huerta recordó que esto ya se vio reflejado en el país en una iniciativa de ley, e inclusive con una Norma Oficial Mexicana, la NOM 35, y a nivel de normatividad se verá que la regulación va a obligar a las empresas a estar monitoreando el bienestar psicosocial de sus colaboradores.
Aunque los dispositivos móviles han hecho que muchas cosas sean posibles, incluso para las clases remotas de los niños, expresó Nuhad Ponce, integrante del Consejo Directivo de Anade nacional, vale la pena analizar las implicaciones psicológicas, sociales, de organización e incluso jurídicas que podrían traer, en especial cuando se vive en un entorno de confinamiento que lleva varios meses.
En la charla organizada por la Asociación Nacional de Abogados de Empresa, Colegio de Abogados (ANADE), Ponce refirió que en México existe un antecedente en la ley respecto a este tema.
El 18 de febrero de 2020, precisó, se presentó una iniciativa de reforma a la Ley Federal del Trabajo, al artículo 68 Bis, para obtener el derecho a la desconexión, para llevar a cabo las actividades como teletrabajo con el mismo horario que se llevaba en el mundo físico en la oficina, y que en determinado horario el trabajador pueda desconectarse.
“La memoria creativa se estimula no haciendo, se estimula dando espacios de creación, dando espacios de creatividad, practicando, haciendo con las manos; un compositor se sienta a sentir y a observar para recibir inspiración. Pero estamos tan saturados que no nos da tiempo de llegar a esto. En qué momento podemos crear o pensar, si estamos con una mentalidad operativa o de supervivencia todo el tiempo. Necesitamos una pausa, una desconexión”, aseguró Peñalva Orozco.
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