Frecuentemente retratado en el cine y la literatura, el constante y acelerado avance de la tecnología acota cada vez más la idea distópica de que los robots humanoides puedan convertirse en un amigo, una pareja romántica o incluso hasta sexual.
Mientras en otras latitudes se conoce el creciente uso de la Inteligencia Artificial (IA) para la interacción humana como en Inglaterra con asistentes robóticos en asilos y la creciente industria de robots sexuales en Japón y Estados Unidos, en México la entrada de este tipo de desarrollos es apenas incipiente.
Más allá de la industria y el consumo a nivel global, aunque un robot humanoide puede entablar una conversación sensata, todavía no está diseñado para comprender el significado profundo de lo que se le habla; este aspecto en sus habilidades sigue en desarrollo, de acuerdo con Mauricio Corona, presidente del grupo BP Gurus y su brazo en Inteligencia Artificial y Robótica, Gestión de Servicios Digitales (GESEDIG).
“Creo que los robots están muy lejos de eso. Hay quienes han hecho predicciones para el 2050 sobre ese nivel de Inteligencia Artificial, es lo que le llaman muchas veces la singularidad (cuando un algoritmo de IA es capaz de diseñar otro más inteligente que él). El punto es que cada una de las personas somos únicas porque tomamos decisiones no solamente con hechos sino también con este famoso sentimiento, el feeling”, apuntó.
Se trata, explicó en entrevista para ConsumoTIC, de variables que muy difícilmente los algoritmos van a entender porque todas estas, son las que hacen únicas a las personas, no se trata nada más de las características generales de una persona, como partes de su cuerpo, por ejemplo.
Es así que lo que hace diferentes a las personas son sus propias experiencias, su historia, sus relaciones, eso conforma la parte emocional, lo cual es muy complicado aún para los robots para tomar decisiones como los seres humanos; se necesitan cientos de miles de millones de variables para poder hacer «match» con un individuo y somos más de 7 billones de personas en el planeta, indicó.
Respecto a las emociones, los investigadores necesitan una gran cantidad de texto etiquetado que proporcione emociones expresadas en oraciones y para lograr dicha configuración, es necesaria una gran cantidad de trabajo manual, añadió.
En un artículo denominado El amor en tiempos de la Inteligencia Artificial, Corona expuso que actualmente, todavía faltan dos elementos importantes para encender esa chispa romántica: la capacidad para comprender realmente el tema de conversación y una personalidad constante que se vaya determinando de acuerdo con su interlocutor.
Y es que, pese a que los robots humanoides pueden contar con una personalidad y estilo propio muy cautivador que los hace más identificables y parecidos a los humanos, aún no logran mantenerlos a través de conversaciones profundas.
El romance está en otro lado
Sobre la posibilidad de encontrar el amor en un robot humanoide, llamados también androides cuando además de parecerse a las personas imitan de forma autónoma ciertos aspectos de su comportamiento, el especialista advierte sobre los efectos del aislamiento, fenómeno con mayor incidencia en sociedades desarrolladas como las asiáticas, con marcada tendencia a interactuar con una máquina.
“La primera vez que leí sobre una boda con un robot fue hace tres o cuatro años en China. Si ves el contexto de ese país y platicas con la gente, te dicen que los papás buscan cómo presentar a los hijos porque ya nadie quiere socializar, entonces creen que es más sencillo convivir con una máquina”, recordó.
En opinión de Mauricio Corona, mientras más aislado el individuo, más desarrolla apego por la tecnología; más se enamora, entonces entra en un círculo vicioso, en el que será interesante ver cómo se comporta la sociedad.
Estas comunidades, consideró, se están transformando, pero definitivamente no es un tema de calificar si está bien o mal, ya que cada uno de los gustos es lo que conforma la versatilidad y la multiculturalidad de cada país.
“Sí creo que veremos cada vez un tipo de aislamiento y ahora con la pandemia, por más pequeño que sea el departamento, cada integrante de una familia se encierra en su cuarto y probablemente no conviva”, previó.
En este contexto, subrayó la importancia de ponderar la parte ética y social sobre el uso responsable de las máquinas y la Inteligencia Artificial y así como se impartían bases cívicas desde la primaria, habría que educar en estos temas, sobre todo para las futuras generaciones.
Asimismo, hizo énfasis en la importancia del balance entre la tecnología, la vida física y real; retomar la sabiduría popular respecto a que todos los extremos son malos.
Amigos, dénse cuenta…
El Presidente y fundador de GESEDIG descartó peligros en el sentido de que los robots sustituyan a las personas y al contrario, refirió que la tecnología ha transformado a las sociedades.
“Prácticamente cada año hay cosas nuevas, con tecnologías que generan disrupción, creo que las amenazas se crean principalmente por el hecho de que todavía no se entiende la tecnología que los seres humanos tuvieron a su disposición en 2021 y ya analizan las nuevas tecnologías en 2022”, comentó.
Advirtió que este paso agigantado y de crecimiento tan exponencial es lo que realmente genera riesgos, porque mientras menos se conozca sobre el dominio de alguna tecnología en específico, habrá más riesgos como sociedad, como país y como personas.
Por otra parte, y al abordar el desarrollo de robots humanoides en México, Corona mencionó que la producción es prácticamente nula, sin dejar de reconocer los esfuerzos emprendidos por universidades, aunque hasta el momento se trate de prototipos.
“Solemos romantizar mucho la tecnología mexicana, pero la realidad es que se traen a México las piezas de otro país, se ensambla el robot y listo. Pese a que hay muchas iniciativas de las universidades, se quedan en las aulas o en centros de investigación y nunca ven la luz en el ámbito comercial”, lamentó.
En la parte de robots, señaló, todos los algoritmos de IA están desarrollados y manejados por mexicanos, pero las piezas de hardware ni siquiera son de Estados Unidos, provienen muchas veces de China.
“Entonces la perspectiva está entre la falta de apoyos a la comunidad científica, a los alumnos versus empresas, por eso creo que definitivamente estamos muy detrás en la parte de la robótica mexicana para solucionar problemas de nuestro país”, concluyó el experto en tecnología.
C$T-EVP