En los próximos cinco años, las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TICs) consumirán más del 20 por ciento de toda la electricidad en el mundo, con los centros de datos como uno de los principales demandantes, especialmente en México, segundo mercado más grande en América Latina en esta materia.
De hecho, según la Asociación Mexicana de Energía (AME), en los últimos años se han destinado 25 mil millones de dólares a la generación eléctrica privada ante la creciente demanda de los centros de datos por contar con energía constante, estable y que garantice la menor latencia posible.
Al respecto, Víctor Juárez, gerente de Desarrollo de Negocios para Centros de Datos de Penduit Latinoamérica, empresa especializada en conectividad e infraestructura eléctrica y de redes, señaló que el reto para los centros de datos en México en este y los próximos años, será atender exigencias cada vez más complejas de velocidad, sostenibilidad, escalabilidad y continuidad operativa.
Estos retos sólo podrán crecer, por la creciente adopción de tecnologías como la Inteligencia Artificial, 5G, el Internet de las Cosas (IoT por sus siglas en inglés) y eventualmente 6G, grandes cantidades de energía y confiabilidad al 100 por ciento.
“La tendencia apunta hacia soluciones de infraestructura que habiliten microsegmentación, automatización de redes y monitoreo constante para garantizar la disponibilidad y calidad de servicio”, sin descuidar metas de sustentabilidad y eficiencia energética “que se han vuelto una necesidad operativa de negocio”.
De ahí que “el camino hacia la infraestructura inteligente con fibra óptica ya no es una opción, sino una ruta inevitable”.
También jugarán un papel central la analítica avanzada y el monitoreo predictivo, factores esenciales para reducir tiempos de inactividad, anticiparse a fallas y optimizar el uso de recursos, basado en la alta transmisión de datos.
Y es que hoy en día y sobre todo hacia el futuro con el incremento de la exigencia operativa, ya no basta con contar con una infraestructura robusta. Ésta tiene que ser ahora inteligente, capaz de autodiagnosticarse, predecir fallas y adaptarse al comportamiento de los usuarios para atender los flujos de demanda que se presentan por hora, día y temporada.
Por estas razones, los centros de datos ya no pueden concebirse como un mero espacio físico de almacenamiento y procesamiento de información, sino que se les debe entender como ecosistemas vivos, sostenible y autónomos provistos con fibra óptica de alta calidad, donde la infraestructura de conectividad y energía será la base para sostener la innovación.
C$T-GM