Concebir ideas originales más relevante que nunca.
A medida que el mundo avanza hacia una economía más automatizada en donde las industrias emplean menos personas en las labores de fabricación directa, es claro que una gran cantidad de empleos desaparecerá y que otros serán sustituidos por las computadoras; sin embargo, en el nuevo y desafiante contexto digital existe un recurso más valioso que el oro o el petróleo: la creatividad.
«Hace poco se pensaba aún que solo los trabajos más automáticos –el del obrero que aprieta tuercas ocho horas diarias o el del ensamblador que coloca las cabezas a miles de muñecas de plástico– se desvanecerían», señala el libro electrónico Emprender un Futuro Naranja.
En la actualidad, señala la publicación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se sabe que tareas complejas como conducir un automóvil, llevar la contabilidad de una empresa o incluso comprar y vender acciones bursátiles, son algunas de las tantas habilidades que corren el riesgo de ser sustituidas por el trabajo de robots, máquinas y programas computacionales o por impresoras 3-D que masifican la manufactura.
«No obstante, se ha hablado menos del impacto que tendrá la creatividad humana sobre las máquinas: en el sector industrial, por ejemplo, la creatividad ya es fuente de valor agregado en los procesos de marketing, comercialización, diseño gráfico, desarrollo de marca, integración de productos complejos e ingeniería».
Con frecuencia, los «activos intangibles» de las empresas llegan a ser más valiosos que sus activos tangibles, como las máquinas y los edificios (por ejemplo: la marca Coca-Cola vale más que los camiones repartidores, los edificios de oficinas y las toneladas de azúcar que puede haber en una bodega).
«Cada vez es más común que la inversión en activos intangibles, como la identidad de marca, supere la inversión en activos tangibles. Ante este panorama de automatización, la creatividad y su capacidad de concebir ideas originales, de experimentar nuevos modos de resolver problemas, y de innovar en las formas en que hacemos comercio, adquiere más relevancia que nunca».
El libro refiere que de acuerdo con el Creative Industries Report de la organización Creative Many, “la creatividad será el principal atributo del futuro”. Por su parte, el informe The Future of Jobs, creado por el Foro Económico Mundial, señala que en 2020 la creatividad será la tercera habilidad más relevante en la fuerza laboral (ahora ocupa la décima posición).
Algunas de las ciudades más competitivas del mundo entienden el valor económico de las industrias creativas. En Los Ángeles, California, la economía creativa brinda trabajo a 759 mil personas (uno de cada seis habitantes de la urbe). El valor de este mundo económico –que incluye a Hollywood, el polo cinematográfico más importante del planeta asciende a 190 mil millones de dólares, y representa 13.7 por ciento del PIB bruto regional.
En Silicon Valley, la creatividad aplicada a la tecnología ha instaurado, más que una industria, un ecosistema donde los inversionistas, emprendedores y empresas de todos los tamaños innovan de manera constante para concebir productos tecnológicos de alcance mundial.
«Según las investigaciones de Arun Rao y Piero Scaruffi, Silicon Valley ha creado más riqueza que cualquier otro sitio en la historia económica del mundo. Esa riqueza ha servido para desarrollar un ecosistema de innovación en el que ideas y productos capaces de transformar el mundo se conciben, financian y desarrollan».
En la actualidad, la enorme riqueza de Silicon Valley no proviene de las fábricas ni de las minas, sino de un recurso más valioso que el oro o el petróleo: la creatividad de sus emprendedores, diseñadores e ingenieros.
Aunque las metodologías cambian de país a país, se estima que la contribución promedio de las industrias creativas o culturales al PIB de América Latina y el Caribe oscila alrededor del 2.2 por ciento. En Panamá y Brasil, las industrias creativas contribuyen al 3.1 por ciento y 2.64 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), respectivamente.
«En México y Costa Rica, el sector de la cultura contribuye al 2.9 por ciento y 1.39 por ciento del PIB, respectivamente. En Argentina, las industrias culturales representan 2.73 por ciento de la economía nacional. En Bolivia, alcanza 1.09 por ciento».
Más allá de las divergencias que pueden tener estas distintas mediciones, algo queda claro: la creatividad y la cultura representan una parte significativa de la economía de la región.
Se estima que las industrias creativas y culturales fueron responsable de 1.9 millones de los puestos de trabajo existentes en América Latina y el Caribe en el 2015, comparable con los que genera toda la economía de Uruguay o Costa Rica.
«El corpus académico deja muy claro que la creatividad, la innovación y el emprendimiento son clave para mejorar la competitividad económica de nuestras ciudades. Pero para fortalecer el ecosistema económico creativo, será necesario que todos los actores sociales: gobierno, sector privado, emprendedores, academia y sociedad civil, trabajen en conjunto».
C$T-GM