Las “olas de destrucción creadora” que emergen de modelos de negocio basados en datos y que permean cada vez más en sectores de la economía, alterando procesos de producción y cadenas de valor, están cambiando el paradigma de transición de un mundo hiperconectado a uno digitalizado, en el que se fusiona la economía tradicional y la digital y donde el reto es contar con dinámicas creativas de política pública.
“Las revoluciones tecnológicas generan olas de destrucción creadora con efectos socioeconómicos transformadores. El reto de la política pública es lograr que las dinámicas creativas y de innovación vayan por delante y superen a las dinámicas destructivas”, de acuerdo con José Manuel Salazar-Xirinachs, Secretario Ejecutivo de la CEPAL.
Los sectores sociales y laborales también afectados, deben beneficiarse de sistemas de protección social y políticas activas de mercado laboral (inserción y entrenamiento) para aprovechar las oportunidades del nuevo mundo del trabajo que la revolución tecnológica está creando, expuso el funcionario en el prólogo del documento “Hacia la transformación del modelo de desarrollo en América Latina y el Caribe: producción, inclusión y sostenibilidad”.
El análisis elaborado por expertos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en ocasión de su 39 periodo de sesiones, refiere que las transformaciones existen en tres dimensiones del desarrollo digital, que está en permanente evolución en función de los adelantos tecnológicos.
Uno es el de la Economía conectada, en el que se encuentran la telecomunicaciones, hardware y software; la Economía digital, con plataformas digitales de servicios; y, por último, la Economía digitalizada, donde cabe la digitalización de la industria tradicional como la agricultura, los sectores automotor y financiero; en el que estarían los robots inteligentes en cirugías, vehículos autónomos o manufactura inteligente.
Las innovaciones tienen el potencial de aumentar el bienestar en la sociedad, con nuevos modelos de comunicación e interacción, de consumo y nuevas habilidades; la productividad, con nuevos modelos de gestión de negocios y de producción; y la sostenibilidad medioambiental, a través del Estado con nueva normativa y regulación, así como una nueva gobernanza.
“Esto conforma un nuevo sistema digitalmente entrelazado en el que se integran e interactúan modelos de ambos mundos, dando lugar a ecosistemas complejos que se encuentran en proceso de adecuación organizativa, institucional y normativa, y en el que los datos digitales, creados por personas y máquinas, adquieren un papel estratégico como fuente de creación de valor”.
Datificación de la Economía
Entre 2011 y 2021, la penetración global de internet se duplicó, alcanzando a 4 mil 900 millones de usuarios, es decir, 63 por ciento de la población mundial; la cantidad de dispositivos de Internet de las cosas (IoT) conectados se multiplicó por 11, al llegar a 12 mil 200 millones de dispositivos; en tanto, el volumen de datos creados y consumidos pasó de cinco a 80 zettabytes.
“Tan solo en 2020, el volumen de datos aumentó 57 por ciento debido al mayor uso de soluciones en línea para trabajar, estudiar, entretenerse o comunicarse durante la pandemia de COVID-19 y esta tendencia no hace más que acelerarse. Para 2025, se proyecta que habrá 79.4 zettabytes de datos creados solo por dispositivos de Internet de las Cosas, que superarán los 55 mil millones”.
Ante los retos que impone la actual coyuntura, las economías de la región deben abordar el desafío de revertir el bajo crecimiento de la productividad y de la inversión en las últimas tres décadas, para lo cual la CEPAL propone prestar especial atención por lo menos a nueve sectores con alto potencial dinamizador y transformador.
Transformación digital, transición energética, la electromovilidad, economía circular, la bioeconomía, la industria manufacturera de la salud, economía del cuidado, turismo sostenible y el sector conformado por Microempresas, así como las Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes) y la economía social y solidaria, serán parte de los sectores donde se advierte un amplio potencial transformador.
“La transformación digital puede hacer una gran contribución no solo a la reactivación y la reparación de los daños causados por la pandemia, sino además a la superación de problemas estructurales del desarrollo y a la urgente y necesaria reconstrucción con transformación post pandemia. Una sociedad digital no solamente es más dinámica y productiva, sino también más resiliente”.
C$T-EVP