Ante el potencial de transformación que puede llegar a tener en los seres humanos, la construcción de una Inteligencia Artificial (IA) más confiable, alineada a la ética y a los derechos humanos, es uno de los imperativos para los desarrolladores de esta tecnología que tendrá un crecimiento importante en los próximos años.
En la reunión mundial de INTERPOL y el Instituto Interregional de la ONU para la Investigación del Crimen y la Justicia (UNICRI) en el 2020, se determinó que la perturbación de los sistemas controlados por IA, la generación de noticias falsas utilizándola y su aplicación en sistemas autónomos a modo de armas, podrían ser algunos de los delitos del futuro propiciados por esta tecnología.
Sin embargo, la Inteligencia Artificial también ha sido una herramienta primordial en los últimos años en los temas de salud, educación, manufactura, transporte, logística, identificación de personas y hasta en el marketing; pero al igual que sucede con cualquier herramienta, su aprovechamiento está relacionado con la persona u organización que la tenga a la mano.
En América Latina, 21 por ciento de los profesionales de Tecnologías de la Información (TI) encuestados señaló que su negocio ahora está utilizando IA, en tanto que 43 por ciento dijo que sus organizaciones han acelerado la implementación de esta tecnología como consecuencia de la pandemia de COVID-19, según datos del estudio AI Adoption Index, realizado por Morning Consult, solicitado por IBM.
Para Tonny Martins, gerente General de IBM América Latina, estos datos son contundentes y revelan que esta tecnología está cambiando la forma en que las empresas operan, desde cómo se comunican con sus clientes a través de asistentes virtuales, hasta la automatización de flujos de trabajo clave o la gestión de seguridad de la red.
Lo destacable, sostuvo, es que cada vez más estas organizaciones y el mercado en general han comenzado a preocuparse sobre cómo se está utilizando esta tecnología, consideraciones que son más importantes que nunca, porque la IA puede tener un impacto significativo en la vida de las personas.
La apuesta de IBM en ese sentido es por una IA ética y confiable, para la que se han desarrollado principios, pilares y prácticas multidisciplinares y multidimensionales que, aseguró, dejan claro que el propósito de la IA es aumentar la inteligencia humana.
“Debe beneficiar al conjunto de la sociedad; los datos e insights generados pertenecen a su creador; y las nuevas tecnologías poderosas como IA deben ser transparentes, explicables y mitigar prejuicios dañinos e inapropiados”.
Como compañía, explicó, se cuenta con una Junta de Ética de IA, que proporciona gobernanza centralizada y autoridad para la toma de decisiones, puesto que una IA responsable y confiable no es un tema aislado de una u otra empresa, y para para lograrlo se requiere un ecosistema abierto y diverso.
En noviembre del 2021, los Estados Miembro de la UNESCO adoptaron el primer acuerdo mundial sobre la ética de la Inteligencia Artificial, un marco ético para alinear los desarrollos de la IA con la ética y con los derechos humanos.
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