En América Latina, 75 por ciento de los países carece de una estrategia de seguridad digital, motivo por el cual los gobiernos han comenzado a desarrollar estrategias nacionales para comprender mejor sus dependencias y vulnerabilidades de infraestructura de internet, además de asegurar las redes nacionales y los servicios de los que dependen su futuro digital y su bienestar económico.
“Al ser el ciberespacio el mayor concentrador de información, el desafío ante la privacidad y exposición de información confidencial se ha vuelto una necesidad, por lo cual es vital contar con una estrategia para mejorar las prácticas de monitoreo de los datos, así como la creación de planes de acción que permitan la capacidad de respuesta oportuna ante cualquier posible intromisión”, explicó Luis Ortega Director Comercial de Connect Advance.
Ante esta situación, las organizaciones globales han puesto mayor atención a los países de la región, porque están muy rezagados con respecto a las diferencias estructurales que existen con países europeos y la vulnerabilidad de la región es visible por lo que deberán contar con buenas prácticas que intensifiquen la seguridad de los sistemas.
En este sentido, son pocos los países latinoamericanos que cuentan con estrategias enfocadas a la seguridad de infraestructuras críticas y seguridad nacional.
Los sistemas e infraestructuras en red se consideran altamente vulnerables debido a que su información se encuentra expuesta, por lo que no contar con protocolos o medidas contra delitos cibernéticos podría representar un riesgo catastrófico.
En ese sentido, Luis Ortega advierte que es una problemática del sector público, pero también de las empresas privadas que padecen este tipo de amenazas cibernéticas.
Como punto de partida, el experto hace referencia a la importancia del trabajo en conjunto, que consta de la participación de ambos sectores para lograr una verdadera transformación digital, en la cual las brechas de seguridad y filtraciones de información se erradiquen.
El especialista explica que de acuerdo con el Informe de Riesgos Globales 2020 del Foro Económico Mundial, el riesgo de ciberataques a la infraestructura crítica y el fraude o robo de datos se clasificaron entre los 10 principales peligros con mayor probabilidad de ocurrir.
Otro punto clave se centra en cómo se están adaptando los sistemas de videovigilancia y analíticas como una oportunidad de desarrollo frente a los ciberataques; la relevancia de las soluciones en red recae en la facilidad hacia capacidades operativas para gestionar el riesgo de seguridad.
Para Luis Ortega, constituir espacios que permitan la reducción del robo latente de información, sin duda es el primer paso para hacer frente a la actual arquitectura global en materia de seguridad, que cada vez genera mayores retos debido a las adaptaciones que también surgen por parte de la ciberdelincuencia.
Por lo que, el complejo entorno de la ciberseguridad debe entenderse como la capacidad para garantizar la integridad en los procesos que requieren la interconexión, en todos los sectores, como el económico, de gobierno y el de negocios, pues ninguno está exento de los riesgos que se gestan en el ámbito digital.
Sin duda, a nivel mundial se buscan nuevas estrategias que permitan la defensa ante el robo de información u otros peligros de la red, y a pesar de que existe en la mayoría de países de Latinoamérica un presupuesto asignado para la ciberseguridad, aún se enfrentan a diversos conflictos de intereses en la mejora de marcos jurídicos, y la distribución de responsabilidades sobre la competencia facultativa de cada uno.
C$T-GM