Aunque es tendencia en países en desarrollo, donde la digitalización ha alcanzado a un alto porcentaje de la población, contar con una Cédula Única de Identidad Digital en México podría quedar en el cajón de los objetos olvidados, paradójicamente en tiempos que llevan aceleradamente hacia la economía digital y en los que muchos ciberdelitos y fraudes se cometen a través del robo de identidad.
Tras su aprobación en la Cámara de Diputados en diciembre de 2020 y en espera de análisis en el Senado, la propuesta de crear dicha cédula ha generado un amplio debate, con reacciones que para Adolfo Loera, CEO de Biometría Aplicada, están dentro de lo normal, de la resistencia al cambio, pero con el ritmo que ha tomado la Cuarta Revolución Industrial podrían dejar al país en el rezago.
“La transformación digital de empresas y gobiernos no puede detenerse, es un proceso natural dentro de la Cuarta Revolución Industrial y con la pandemia de COVID-19 nos ha quedado claro que nuestra adaptación al cambio debe ser rápida o nos quedamos rezagados”.
Para la Cédula Única de Identidad Digital, la propuesta es que las biometrías capturadas sean las huellas dactilares (mínimo seis), el iris, el rostro y, opcionalmente, la voz, ya que no requieren de una actualización constante como otras biometrías y no presentan conflictos en sus algoritmos al momento de identificar a personas de diversas etnias.
“Más que una imposición se volverá una necesidad, ya que contar con una identidad digital segura es la única forma de proteger nuestras interacciones en el mundo virtual… Seguimos dependiendo de contraseñas alfanuméricas y de datos biográficos que son relativamente fáciles de obtener a través de la ingeniería social”.
Por otro lado, Adolfo Loera aseguró que una cédula digital sería útil para planear mejor presupuestos y un mejor seguimiento de los recursos distribuidos en los programas sociales, así como para conocer el impacto que han tenido en los beneficiados y planificar una futura entrega.
“Con la tecnología biométrica se puede hacer un mapeo de las personas que requieren determinado apoyo social, ya sea en efectivo o en especie, y crear parámetros para asegurar que primero se atienda a quienes más lo necesitan. El beneficiado validaría, con sus biométricos, la entrega del recurso, y se podría dar seguimiento”.
El experto aseguró asimismo que el avance de la digitalización de la economía exige métodos seguros para validar la identidad en canales digitales, tanto de empresas como de gobierno, como sucede en sectores como el de las afores y la banca, que están generando la identidad digital de sus clientes para ofrecerles servicios seguros y personalizados.
“Se ha promovido información errónea, desactualizada o malinterpretada … Lo importante aquí es que todos los actores involucrados se den a la tarea de educar y distribuir información fidedigna, para que la población pueda ver también los beneficios que hoy nos ofrece la tecnología”, puntualizó.
C$T-GM