Empleo, energía y sector financiero, pueden ayudar a la recuperación.
Hace un año “con cierto optimismo ingenuo” se pensó que con el encierro de unas semanas, la pandemia del COVID-19 quedaría resuelta, hoy es claro que las economías de América Latina tienen que aprender a funcionar empáticamente con este virus y además de ser más eficientes en sus políticas de contención sanitaria, detectar y aprovechar las oportunidades que se tienen para “volver a crecer”, sobre todo aprovechando procesos de digitalización que dinamicen mercados como el financiero, el laboral y el energético.
“Estamos todavía en medio de la pandemia, por lo que es necesario aprender a tener una actividad económica y volver a crecer, hay un desafío fiscal importante y es prioritario encontrar un equilibrio de seguir ayudando a la gente donde se necesite, pero al mismo tiempo consolidar servicios como el de la salud, garantizar que los niños vuelvan a la escuela, y considerar que es difícil subir impuestos porque hay que proteger el empleo”, explicó Martín Rama, Economista en Jefe para América Latina y el Caribe, del Banco Mundial.
Reunido en forma virtual con medios de comunicación para presentar el informe “Volver a Crecer”, aseguró que durante la etapa álgida de la pandemia, América Latina ejerció políticas muy fuertes pero que no funcionaron como se esperaba, “quizás porque no se hizo de la mejor manera o porque tener a gente encerrada en lugares donde no hay agua ni servicios es peor, que simplemente dejar que la gente se vaya a trabajar”.
Hacia adelante, el desafío es ver cómo se puede crecer qué oportunidades se tienen en medio de esta situación tan complicada donde juegan muchas cosas en contra, como una pérdida de capital humano importante, separación del mercado del trabajo, sobre endeudamiento, pero cómo bajo esta situación se pueden encontrar oportunidades con procesos de digitalización para transformar el sector energético, el financiero y el laboral.
“México a diferencia de otros países de América Latina (en 2020) ha tenido menos estímulo fiscal, lo que ha vuelto la situación un poco más difícil para las familias, pero lo mantiene bajo una situación fiscal más manejable que otros países, hay costos y beneficios de eso. Viendo hacia adelante puede haber una buena situación para México”, precisó al ser cuestionado sobre la situación en particular de este mercado.
En opinión del especialista del Banco Mundial, el mercado mexicano ha mostrado mucho interés en recomponer muchas cadenas de valor para dejar de depender en forma extraordinaria del mercado de Asia, o de la ventaja que le dio el “Just on Time”; en este sentido, es de los países mejor posicionados para aprovechar esas perspectivas.
En materia de empleo indicó que aunque el país tiene una alta vinculación al problema de la informalidad, a diferencia de otros países de la región con tasas de desempleo muy elevadas, el mercado doméstico muestra tasas muy moderadas, sin embargo, al igual que para todos los países de la región, la pregunta es ¿cómo la digitalización está cambiando el tipo de empleo?
“Basta salir a la calle de algunas de las ciudades de la región, para ver cómo está llena de motos de deliveries, es decir, otro tipo de empleo que antes no tenían. México es uno de esos casos que en el tema de la formalización ha sido muy central y las plataformas digitales tienen la enorme ventaja de saber quién trabaja, cuánto trabaja, cuánto gana, con lo que de manera creativa se puede empezar a ver cómo extender la seguridad social a gente que antes se pensaba que estaban condenados a ser informales”.
En torno a cómo incidirá la transformación digital en la recuperación de la economía de América Latina, el especialista precisó que el avance tecnológico en la región es diverso, aunque existen indicadores como el acceso a servicios de internet, el uso de teléfonos inteligentes, velocidad promedio de banda ancha, costo de servicios, así como el consumo per cápita de los servicios informático, o incluso cuántos de las denominadas Unicornios (empresas de rápido crecimiento y facturación de mil millones de dólares) que pueden mostrar el grado de avance tecnológico de cada mercado.
Al margen de las diferentes capacidades que se observen, dijo, hay tres aspectos que ayudarían mucho a la reactivación productiva como impulsar la inclusión financiera digital y medios de pago, porque en la región hay niveles muy bajos en esta materia, debido a la operación de pocos y grandes bancos con fuerte dominio del negocio, y la disrupción de compañías tecnológicas en el sector, sin duda podría cambiar mucho el panorama financiero de un país.
Como segundo elemento está la digitalización del empleo, pues como ya se dijo además de agilizar otras opciones de trabajo, la utilización de plataformas electrónicas pueden contribuir a formalizar mucho el empleo. En tercer lugar destacó el dinamizar los acuerdos comerciales pactados en la región, pues actualmente a pesar de tenerse un número creciente, su impacto en el Producto Interno Bruto regional es imperceptible, este indicador “no se ha movido”.
Hoy con el internet, indicó, se puede estar más integrado a los mercados de una manera mucho más directa, vender servicios y comercializar bienes en forma más acelerada, de tal manera que ese puede ser la tercera transformación que se puede alcanzar.
“La digitalización acelerada podría infundir dinamismo en los mercados financieros, comerciales y laborales, pero puede amplificar la desigualdad dentro y entre los países de la región. La tecnología también podría transformar el sector energético. América Latina y el Caribe tiene la matriz de generación de electricidad más limpia y potencialmente más barata de todas las regiones en desarrollo. Pero su electricidad es la más cara, debido principalmente a ineficiencias”, precisó Martín Rama.
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