Proponen política de tributación basada en democratización de servicios.
En México la brecha digital se puede medir de distintas formas, pues aunque la falta de acceso a la conectividad es una de las más lacerantes entre casi 50 por ciento de la población, la falta de equipamiento de óptima calidad también es un problema recurrente entre las personas de más bajos recursos, lo cual se ha recrudecido con la pandemia, cuando las necesidades de teletrabajo, educación a distancia, comercio en línea, y hasta telesalud se incrementaron sustancialmente para mantener a raya los contagios del COVID-19.
Ahora no basta garantizar que la población cuente con conectividad suficiente, sino que en los hogares y las empresas del país la gente opere a través de terminales de optima calidad para llevar a cabo tareas hoy apremiantes como laborar y estudiar desde casa, así como la posibilidad de mantener una capacitación permanente para mejorar el desarrollo de habilidades digitales, actividades prioritarias que superaron las necesidades de entretenimiento que se logró en la fase inicial de la inclusión digital en el país.
Durante la parte álgida del confinamiento sanitario (mayo-junio), 33 por ciento de las empresas recurrieron al home office, lo que implicó que casi una cuarta parte de la fuerza laboral mayor a 18 años trabajara desde su casa; 30 por ciento implementó ventas por internet, 95 por ciento de las grandes empresas implantó trabajo a distancia y solo 29 por ciento de las Pequeñas y Medianas Empresas (Pyme) logró establecer el trabajo a remoto, lo que deja ver el aumento en las capacidades de internet y equipamiento que se generó entre las organizaciones.
En el mercado doméstico hay 126 millones de líneas móviles, 91.6 por ciento opera a través de un smartphone, y aunque esta tenencia mantiene un crecimiento, hay 14 por ciento de la población que carece de este tipo de equipos, y los dispositivos inteligentes entre la mayor parte de la población son de gama baja, lo que implica fuertes limitaciones para realizar actividades productivas, resaltó Samuel Bautista, especialista de la consultora The Competitive Intelligence Unit (CIU).
Al presentar la iniciativa «Promoviendo la Adopción de Smartphones en México, Incentivos para Actividad Esencial» aseguró que es crucial garantizar el acceso a la conectividad, pero también que la población tenga acceso a terminales de alta calidad (tabletas, PC y laptop), en particular smartphones pues además de tener altas capacidades informáticas, tienen mejor procesamiento; mayor memoria; mayor duración de batería; y penetración amplia.
Indicó que entre los hogares mexicanos, la inversión en smartphones es de 0.17 por ciento del gasto familiar; sin embargo los hogares con mayores recursos suelen destinar hasta 68 veces más; las personas que carecen de un dispositivo móvil es por falta de recursos, lo que explica la falta de acceso a estas tecnologías que ,se genera en mayor medida entre la gente de más bajos recursos.
IEPS e IVA dificultan acceso a equipamiento de calidad.
De acuerdo con el estudio realizado, la proporción de gasto que realizan los niveles socioeconómicos superiores (A/B) la penetración de smartphones es de 106 por ciento; en el nivel C es de 101 por ciento; en el nivel C/C es de 95 por ciento y en los segmentos D/E (de más bajos recursos) de solo 74 por ciento. Hoy existe la necesidad de que todos los hogares cuenten con teléfonos inteligentes de alta capacidad, para conectarse y aprovechar los beneficiod del acceso digital.
Durante la pandemia se evidenciaron las distintas necesidades que hubo entre los más de 33 millones de hogares que hay en México. El 31 por ciento de las personas que adquirieron un teléfono inteligente, lo concretó en tiendas de conveniencia debido a la facilidad de compras a meses sin intereses u otras opciones de financiamiento.
Paulina Castañeda, analista de The CIU destacó los diferentes elementos que dificultan el acceso a equipamiento de calidad entre la población, siendo el Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios (IEPS) que es cobrado al consumo de servicios de telecomunicaciones, así como el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y hasta el cobro de Derechos que es impuesto a la concesión de espectro radioeléctrico que también afecta a los precios que los operadores aplican al consumidor final.
«Por ello la propuesta de esta iniciativa es establecer una recaudación fiscal integral, es decir, una política de tributación basada en la democratización de los servicios de conectividad, lo que aumente el bienestar público», precisó.
Se trata de implantar una recaudación con características de mayor eficiencia; equidad y progresividad, sencillez administrativa; flexibilidad y sensibilidad política, con lo cual se podría eliminar o disminuir la carga fiscal al sector se lograría que las terminales y los smartphones fueran más baratos para la mayor parte de la población.
El estudio realizado permite detectar que la aplicación del IEPS en los servicios de telecom, es «regresivo» porque los niveles socioeconómicos medios pagan una mayor proporción de su ingreso disponible en esos servicios, además de contravenir los objetivos de inclusión digital y resulta contradictorio al reconocimiento constitucional de conectividad como derecho básico para los mexicanos.
En el mercado global, destacó Bautista, son numerosos los ejemplos de gobiernos (Kenia, Ghana, Colombia, Ecuador que han establecido incentivos fiscales o políticas tributarias como eliminar o disminuir el cobro del IVA o de los aranceles de importación para hacer que el equipamiento de calidad sea más asequible al grueso de la población.
Para los especialistas, el gobierno mexicano debe tomar un rol más activo en este desafío, al contar con diferentes herramientas que podrían impulsar la penetración de terminales de Gama Alta, cerrar la brecha de smartphones en México y facilitar la tenencia generalizada de equipos de mayores capacidades tecnológicas.
El denominado «Working Paper Series» es una iniciativa elaborada en forma conjunta por el ITAM y The CIU, que en breve será presentado al Poder Legislativo de México, con el propósito de aprovechar el «empujón tecnológico» que ha propiciado el confinamiento sanitario, el cual aceleró mucho del proceso de transformación digital entre unidades del sector productivo, pero también ha puesto en evidencia diferentes retos que el país debe superar en materia de inclusión y desarrollo de habilidades digitales.
C$T-EVP