Perciben exposición desagradable al usar dispositivos.
Adaptarse a las clases online ha sido una de las mayores dificultades para los niños, niñas y adolescentes que han tenido que enfrentarse a un cambio radical en el proceso de enseñanza-aprendizaje, lo que podría prolongarse durante el 2021 y para algunos significaría una traba para cumplir cabalmente con el derecho a la educación y su bienestar emocional.
En general, seguir las clases online demanda concentración y disposición de tiempo, a lo que los estudiantes reconocen que tienen “dificultad por la falta de motivación para estudiar, y extrañan el estímulo por parte de las y los docentes”, y que no están bien preparados para asumir la responsabilidad de estudiar de manera autónoma.
Al realizar un estudio entre los niños, niñas y adolescentes, entre agosto y octubre de 2020, el Centro Iberoamericano de Derechos del Niño (CIDENI) descubrió que pese a que las y los estudiantes consultados reconocen el esfuerzo de los docentes para adaptarse a las clases online, las clases en este formato no son motivantes para ellos, detectan la improvisación y ponen en duda si son efectivas para su aprendizaje.
En el análisis de las brechas de acceso, el documento revela que es común que se presenten problemas con la calidad de conexión, en especial a causa de que en su casa hay varias personas conectadas de manera simultánea; además, en las familias con menos recursos económicos, si fallan las computadoras es más difícil de reparar o reemplazar.
Respecto a las brechas relativas a la alfabetización digital y uso de plataformas de aprendizajes, algunos niños y niñas han logrado dominar las plataformas digitales rápidamente; sin embargo, para otros esto es más complejo, y se traduce en una barrera para la educación a distancia.
Pero además, el estudio “Brechas digitales y el aprendizaje online en Chile: Las opiniones de niños, niñas y adolescentes”, advierte que un elemento relevante que se pudo observar en algunos casos es la carga de trabajo extra que tienen las mujeres estudiantes, debido a una distribución desigual de las tareas del hogar entre hombres y mujeres, niñas y niños.
En cuanto al tema de brechas escolares, los infantes declaran mayoritariamente no haber aprendido durante este año, pues el no estar de manera presencial con sus maestros y maestras complica poder acercarse a ellos para solucionar dudas.
Entre sus opiniones también se percibieron efectos en el estado de ánimo y motivación, pues señalaron que el encierro y el aislamiento producto de la pandemia les genera cambios emocionales negativos, aunado a la angustia adicional generada por los efectos que de igual manera sufren sus familiares.
“El estado de ánimo de niños, niñas y adolescentes de la muestra no es bueno, se sienten cansados, sin motivación, y reconocen las dificultades que tienen para seguir las clases online y organizar sus tiempos de aprendizaje a distancia”.
Los niños y niñas extrañan asistir a clases presenciales, mayoritariamente por razones extra-curriculares: el colegio es su principal espacio de socialización con otros, donde se desarrollan gran parte de las relaciones sociales significativas fuera de su grupo familiar.
Incluso, se percibe en algunos que el hecho de tener que usar la cámara de sus computadoras o teléfonos les genera una sensación de exposición desagradable; “la exposición producto del formato deviene en un sentimiento de vulnerabilidad para las estudiantes”.
En cuanto a cómo ven a sus profesores, los niños los perciben estresados, cansados, con mucha carga de trabajo, con ciertas dificultades para enseñar a distancia, aunque algunos hagan el intento de ser entretenidos durante las clases.
Si bien se tuvo un asomo de crítica a la escuela como institución, a veces ejemplificada en normas o disciplina que no les gustan, la gran mayoría extraña la dinámica con sus amigos y amigas, y algunos mencionaron el apoyo de profesores y profesoras a su proceso de aprendizaje.
C$T-GM