Modalidad de aprendizaje que llegó para quedarse.
Si bien una gran parte de los niños que cursa la primaria se adapta de manera satisfactoria a la modalidad de educación a distancia a través de diversos recursos tecnológicos como videoconferencias, apps y sitios de internet, algunos estudiantes presentan cansancio y rechazo por este tipo de clases e incluso parecen haber olvidado lo aprendido en las clases tradicionales.
«Sabemos que estar concentrado en una pantalla de computadora o tableta durante más de dos horas es cansado, y en el caso específico de los niños resulta monótono; es muy fácil que pierdan la atención en las clases en línea”, explica Claudia Sotelo Arias, directora del Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia (CEEPI).
Ello, añadió, se complica con los cuadros de ansiedad que provoca el encierro por la pandemia, a lo cual se suma la exigencia de algunos padres para que sus hijos no bajen su rendimiento escolar.
En opinión de la especialista, el escenario puede complicarse debido a que algunos padres de familia también rechazan estos recursos educativos por considerarlos antipedagógicos o argumentan que las escuelas han desplegado dichas plataformas para justificar el pago de las colegiaturas.
«En las mayoría de los casos los colegios están actuando de muy buena voluntad. También sabemos que la educación a distancia, cuando es dosificada, es una excelente herramienta de aprendizaje. Pero lo más importante es que entrega la posibilidad de que los niños socialicen con sus amigos y sus maestros. Esto es fundamental, justifica por completo esta modalidad educativa y incluso puede ser más importante que el aprovechamiento escolar”.
Para un menor de edad, añadió Claudia Sotelo, resulta cansado y estresante retener la información si está más de tres horas seguidas frente a una computadora o dispositivo inteligente, por lo que la recomendación es que las clases no duren más de ese tiempo con un intervalo de descanso de media hora.
“La educación mediante video desgasta más que la presencial. En clase tradicional los niños se distraen, juegan, observan a sus compañeros para poder recargarse. En el video no existe esa posibilidad por lo que el aburrimiento y el cansancio llega más rápido”.
El estrés y la ansiedad provocados por el aislamiento social y la exigencia de los padres, lleva a los niños a “olvidar” cuestiones básicas que aprendieron en sus clases tradicionales; ante ello, la especialista recomienda a los adultos actuar con paciencia.
“Los problemas educativos se pueden agudizar. Si un niño ya presentaba problemas de aprendizaje en el colegio, es probable que se agudicen estos conflictos ahora en la casa debido al encierro”.
Por otro lado, Claudia Sotelo puntualiza que es importante recordar que los padres de familia ni los docentes estaban preparados para enfrentar una circunstancia como la que se vive por la pandemia, por lo que la tolerancia y comprensión son fundamentales.
La especialista señala que en la educación a distancia que millones de niñas y niños en el país están llevando, es importante recordar a los padres de familia que no deben hacer la tarea de los niños, pues no contribuyen a fomentar su autonomía y confianza en ellos mismos.
“Muchas maestras refieren que mágicamente algunos niños que iban mal en su desempeño escolar, ahora son de 10. A los niños se las hace un mal haciéndolos su trabajo. No fomentan la autonomía y la confianza en ellos mismos. Es mejor un 7 ganado por ellos mismos, que un 10 de papá o de mamá».
Finalmente, la directora del CEEPI destaca que es la educación a distancia y el uso de recursos tecnológicos es una modalidad de aprendizaje que llegó para quedarse, por lo que lo mejor es adaptarse y sacar el máximo provecho.
C$T-GM