La población adulta es un grupo vulnerable y que entre otros desafíos, ahora debe enfrentar una acelerada digitalización en distintos ámbitos de su entorno. Cada vez es más evidente que una buena parte ha quedado relegada del aprovechamiento de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), por falta de conectividad, habilidades digitales, ingresos o entornos poco aptos para su inclusión al mundo digital.
En opinión de Zsuzsanna Jakab, Directora General Adjunta de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la inclusión digital de las personas mayores debe estar en el centro de las futuras innovaciones, pues hay evidencia de las desigualdades que se vivieron durante la pandemia, siendo las tecnologías el medio para conseguir un fin, la cobertura universal.
“Los adultos mayores están menos conectados digitalmente que los adultos más jóvenes y la aceleración digital ha exacerbado aún más las desigualdades…. lo que imposibilitó a muchos el acceso a bienes o servicios esenciales como vacunación, registros de citas médicas en línea, pensiones de alimentos y medicamentos… ha habido una gran disparidad en la telemedicina y otros servicios prestados a las personas mayores”, señaló al participar en el panel “La tecnología digital para las personas mayores y el envejecimiento saludable”.
Jakab sostuvo que las tecnologías digitales desempeñan un papel crucial en la construcción de sociedades inclusivas, en un contexto en el que se están viviendo dos de los cambios históricos más importantes de los últimos cien años.
“Vivimos en un mundo digital y nuestra población está envejeciendo. Estas dos notables tendencias tienen profundas implicaciones en la sociedad, pero también ofrecen oportunidades sin precedentes para el desarrollo sostenible”.
Las tecnologías digitales se destacaron como un habilitador crítico para lograr tres objetivos principales: cambiar el paradigma hacia la promoción de la salud y el bienestar; reorientar los sistemas de salud hacia la atención primaria, y reforzar los sistemas de preparación y respuesta ante epidemias y pandemias a todos los niveles.
“El avance hacia la cobertura sanitaria universal es técnicamente posible y económicamente factible, y puede acelerarse con el apoyo de las innovaciones digitales, incluso en entornos de bajos recursos, pero para ello es necesario el compromiso político para hacerlo realidad”, puntualizó.
Justin Derbyshire, Director ejecutivo HelpAge Internacional, coincidió en que existe una oportunidad con inversiones y políticas públicas para telemedicina y la telesalud, con las que se puede proveer atención de calidad con soluciones innovadoras, que permiten un mayor acceso a servicios de calidad o a cuestiones como cobertura social universal.
“Hay que incluirlas en la cobertura sanitaria universal y apoyarlas adecuadamente, pues de lo contrario no harían más que aumentar las brechas de equidad. Si no se invierte en políticas que tengan en cuenta la edad, que aborden la exclusión y la discriminación por motivos de edad, la brecha digital seguirá aumentando en calidad, especialmente para las personas con bajos ingresos, que viven en zonas rurales y las mujeres mayores”.
Jane Barratt, secretaria general de la Federación Internacional sobre el Envejecimiento (IFA, por sus siglas en inglés), afirmó que las tecnologías digitales son un tema transversal, casi el hilo conductor a través del cual se puede producir un cambio positivo en todo el mundo, basándose en tres principios fundamentales: la prevención, el acceso y la equidad.
La prevención como componente central de las estrategias integrales de salud pública para mejorar la cobertura sanitaria universal; el acceso, explicó, en cuanto a la eliminación de las barreras a lo largo de la vida, aunque esto va más allá de las conexiones en el contexto de la tecnología.
“Sabemos muy poco sobre cómo se producen las conexiones y si estar conectado es suficiente en este mundo. Hablamos mucho sobre el aislamiento social, la soledad, la salud mental, la ansiedad y la depresión en la pandemia… se han expuesto algunas de las realidades brutales del aislamiento social, pero una tableta no va a significar que el aislamiento social no existe, tenemos que hacerlo mejor para entender cómo aplicar esas tecnologías”.
Recalcó que se requiere liderazgo, creación de capacidades, inversión, pero también datos, pues no se recopilan bien para obtener una desagregación mayor por edad y también, propuso, pensar en cómo animar a los gobiernos a invertir en infraestructura, mostrando quizá el rendimiento de la inversión en tecnologías digitales.
C$T-GM